Capítulo 1

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La guerra había comenzado y todo era cuestión de tiempo para definir quien estaría al mando de los siete reinos.

Pero que caprichoso es el destino y cuan complicado es el peso que la corona acarrea.

La tarde estaba llena de nubes, acompañada de grandes gotas de agua que no hacían más que mojarme y asustarme por los grandes y prolongados rugidos de Vhagar.

Aemond estaba tan cerca mío que todo el cuerpo se me congelo.

Me mataría, lo sabía, Aemond me asesinaría y no le importaría hacerlo, por qué el no solo quería vengar su ojo el quería mi vida a cambió.

Así que lo único que pude hacer es intentar cubrirme con mi capa una vez salí de la tormenta, sin embargo en cuestión de segundos solo sentí un dolor estridente y agudo, acompañado de un  sonido a huesos rompiéndose y luego NADA, todo se volvió blanco, un calor reconfortante me invadió y escuché algo en el fondo.

-Luke. - Mis ojos lograron enfocar aquella voz en medio de una tenue luz amarilla producida por una vela.

Vi al mismísimo Aemond a mi lado, vi al rededor a mucha velocidad, estaba en una cama con el a mi lado, pero este Aemond tenía algo muy diferente, poseía sus dos ojos azules y me observaba con interrogación.

-¿Aemond?.- Realmente me encontraba confundido.

¿Por que tenía otro ojo?, ¿Por que parecía preocupado por mi? y ¿Por que yo me sentía perfectamente ileso y solo un poco asustado?.

-Luke.- Repitió una vez más.- ¿Estás bien?. - Su intención fue acariciarme sin embargo retire su calida mano de manera brusca y me levante de la cama casi con un salto.

Yo vestía un camisón corto similar al de Aemond que se había levantado al otro extremo de aquella cama también. - Lucerys.-Me nombró acercándose un poco a mi.

-Espera.-Lo señalé.-Guarda silencio Aemond. - susurré confundido, tenía las manos heladas de los nervios. - So..solo vuelve a dormir. - Hablé sentandome en la cama.

No sabía que estaba pasando, estaba confundido, y no tenía otro lugar a donde ir en ese lugar, examine el sitio era un cuarto pequeño, estaba cálido a pesar de que yo tenía mucho frío, Pero todo eso se debía al miedo causado por la brutalidad con la cual Vhagar me había atacado.

- Luke, acuéstate.- Me mantuve callado y me deslicé en la cama.-Cobíjate. - hablo Aemond que llevó su brazo a mi cadera abrazándome, me removí incomodo ante su manera de actuar tan extraña.

-Aemond suéltame. - Me quejé.

-Bien. - Su brazo se retiro y yo pude me quedé quieto, totalmente quieto.

No se en que momento me quedé profundamente dormido y cuando volví a despertar no había nadie a mi lado, sin embargo el olor a madera y el calor de aquella  habitación se hicieron perceptibles a mis sentidos  claramente y ya lejos de la escasa luz de la noche todo se veía aún más distinto.

La habitación era bastante rustica, tenía un escritorio con varios artículos para escribir, me levante despacio y vi el escritorio qué era bastante rustico también, tallado a mano y sin pintar, la cama era grande igual tallada a mano, como el armario y la mesita de dormir donde había una vela, me acerque al armario y lo abrí descubriendo ropa que de seguro era de mi tamaño, me retire el camisón de dormir blanco y me vestí, salí de la pequeña habitación para encontrarme con lo que supuse era lo demás de esa casa,luego de un corto recorrido llegué a la conclusión de qué el lugar  era acogedor, sin embargo seguía sin comprender que pasaba o donde estaba.

-Volví. - Dijo una voz, di un brinquito al ver a Aemond, que traía ropa de campo y cargaba en sus brazos madera para leña, asumí que debía pesar así que le ayude a acomodar la leña en lo que suponía era la cocina en el lugar donde estaban los troncos para leña.-No hiciste la comida Luce. - su pregunta llamo mi atención.

-¿Tenía que hacer la comida? .-Susurre confundido, Pero decidí fingir que no lo estaba. - Te preparare algo que tal si te das un baño.- Hablé lo primero que se me ocurrió al verlo sudado y tenso por cargar madera.

-Bien. - Dijo confundido. - Vas a necesitar algo del pueblo, iré a comprar cosas en la tarde, o quizás quieras venir conmigo está vez.

-Aemond, no me siento bien. - Le dije. -¿Que es esto?, estoy confundido, ¿Qué esta pasando?, ¿Qué es este lugar?

-Este lugar es nuestra casa. - se revolvió el cabello con sus manos mientras caminaba a tomar un poco de lo que parecía agua. - ¿Estas enfermo?. - Se acercó dejando aquel vaso y puso su mano en mi frente como si deseara saber mi temperatura.

-No estoy enfermo, solo no dormí bien, olvídalo. - Quite su mano. - Tu cabello. - Vi varios mechones del cabello de Aemond cubiertos por la resina de árbol.

-Si, creo que hoy me ensucie, el árbol estaba cubierto de resina. - Sonrió.-Me iré a dar un baño.

Si se bañaba terminaría por arruinar su cabello.

Yo estaba confundido pero si deseaba saber que pasaba debía fingir que nada me era extraño. - Traeré unas tijeras, siéntate voy a cortarte el cabello. - Fui a la habitación y agarre la tijera que ya había visto, cuando salí Aemond estaba sentado pero se había quitado la camisa de tela y dejaba su piel a la vista.-Volví.

No hable más sujete su cabello con mis manos, jamás en mi vida me había imaginado ni en mis peores pesadillas sostener el cabello de Aemond entre mis dedos, estaba pegajoso por la resina, sin embargo las partes sin eso eran tan suaves como si dedicara horas a ponerle aceites, ademas olia particularmente bien.

Moví la cabeza r aquellos idiotas pensamientos sobre un simple cabello sin gracia ,platinado y elimine el largo de a poco, al final el cabello quedo bastante corto pero ya no había resina en el. - Gracias Luke. - Se levantó y me sujeto de la cintura pegando sus labios a mi boca y definitivamente eso no me lo esperaba, aún que debí suponerlo cuando ví que compartíamos habitación.

-Ve a ducharte. -El se fue hacía afuera y me fije por la ventana que había una reserva de agua allí, busque en el armario ropa para Aemond que era lógico era de el pues era más grande, sujete  una tela larga para que se secara, salí a donde estaba y lo puse en la silla de madera cerca de el. - Ropa y con que secarte.

-Gracias amor. - Soltó y yo lo miré sorprendido aún que intente disimularlo con una sonrisa.

Entre de nuevo a la casa y recogí los cabellos blancos del suelo tirandolos en la fogata.

Luego tome la leña y puse en la parrilla haciendo algo simple de comer, por qué en realidad no sabía hacer muchas cosas.

-Huele delicioso. - Lo escuché decir, serví un poco de leche, frutas y el pan con un pedazo de carne que había hecho en ese momento.

-Se termino la leche. - Comí a su lado, no sabía como descubrir que sucedía así que decidí actuar un poco.

-Podría ordeñar más mañana en la mañana, no te preocupes. - Aemond estaba tranquilo no parecía preocuparle nada como una guerra o el trono de hierro, de hecho su calma me transmitía inseguridad sobre mi propia seguridad.

Termine de comer y me levante a ver la pintura, era Aemond el de aquella pintura sin terminar. - ¿Cuándo la terminaras?. - Yo no sabía pintar y aquel cuadro estaba perfecto.

Estaba bastante confundido y la única solución que encontré fue fingir normalidad.

El final de la guerra.- En edicion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora