-Aemond ya está dormida. - Señalé a la mujer. - Ven a dormir.
Al fin cedió y nos acostamos, Aemond se levantó miles de veces durante la noche para verificar que la mujer no se llevara nada, hasta que cayo dormido.
En la mañana Aemond estaba decidido a mandarla por donde vino, pero cuando salimos ya no estaba.
Aemond la busco y yo mire hacía afuera, pero luego mis ojos regresaron al sillón, el bebé estaba allí. - Mierda.-Dijo Aemond viendo al bebé, abrió la puerta de la bañera y tampoco estaba. - Lucerys tenemos un grave problema con eso aquí. - Señaló al bebé.
-Es un bebé, Aemond, no es un eso.-Lo cargue.
-¿Y que planeas hacer con uno?. - Se escandalizó viendo mal al bebé. - Voy a buscar a esa mujer.
Salió dejandome parado allí y me rei. - Hola, tú, cómo estas pequeñito. - Le dije, lloraba bajito, supuse que tenía hambre.-Qué podría darte de comer. - Pense y en realidad no tenía idea de qué, leche pero no de animales, eso sin duda le haría daño pero no tenía nada más que darle.-Tendremos que esperar a Aemond para darte algo.
Lo recoste en nuetra cama, me daba miedo que si no comía muriera. - Lucerys. - Salí del cuarto con el bebé que hace un rato había empezado a llorar del hambre.
-Encontraste a la mujer. - Negó. - Tiene hambre.
-Me lo imagine. - Aemond me dio un embase de agua pero en su interior tenía leche.
Me senté y se la di al bebé con cuidado, no sabía nada de cuidar niños pequeños, Aemond me vio y Sonrió. - Mmm.. Se te dificulta así verdad. - Asentí, por que al ser tan bebé no podía darle de tomar la leche cómo a un niño grande. - Aemond se fue un rato y cuando volvió le había hecho un huequito a una de nuestras tasas y la había tapado simulando un pecho o algo así, le di la vuelta y el bebé tubo mayor facilidad. - ¿Que carajo haremos con ese niño?. - Mire a Aemond. -Y no se va a quedar si eso planeas. - Me amenazo con su mano.
-Es un bebé. - Le dije.
-Exactamente, es un bebé, y tu y yo no tenemos ni puta idea de como cuidar un bebé. - Mire al niño y como me miraba curioso, tenía el cabello negro como el mío, era muy lindo.
-Yo podría. -Le dije a Aemond. - No hago nada representativo en casa, tu trabajas yo cuido el lugar, podría cuidar al bebé.
-Lucerys este no es un cuento de fantasía donde dos hombres pueden cuidar a un bebé juntos, podrían acusarnos de robo, sabes que de plano ya es dificil vivir juntos sabiendo que no está dentro de lo normal, y quieres sumar un niño a tu vida. - Regaño. - Los niños no son juguetes, necesitan ropa , comida, un padre y una madre. - Me dolia que Aemond pensara que para criar un niño uno de los dos tenía que ser mujer y el otro hombre.
-Entonces que planeas, abandonarlo en uno de esos lugares de religiosos donde de seguro no tendra comida buena, ropa adecuada, ni padres, ni mucho menos amor.-Recrimine.
-No viene al caso Lucerys.
-Si viene al caso, no importa si somos hombres, lo que importa es que lo criemos bien y que se sienta amado. - Yo quería quedarme con el bebé, había algo en el que me impulsaba a quedarmelo, aun que en realidad también sentía que no tenía la potestad de quedarme con el bebé en un cuerpo y vida que no me correspondía.
-Lucerys, criar un bebé no es lo mismo que criar un dragón o criar un animal, criar un ser humano es complicado. - Explicó. - para criar un bebé se necesita saber ser un buen padre y yo. - Se señalo. - Yo soy trabajador, soy honesto, soy todo lo que quieras, pero conociendo mi pasado tu crees que yo podría ser un buen padre. - Se sujetó el cabello. - Por que yo no lo creo, yo sería un pesimo padre y ese niño que tienes en brazos me odiaría toda la vida por arruinarle la suya.
-Aemond. - El me miro y me miro mal.
-Si tu te lo quedas Lucerys, yo no formare parte de su crianza, tendras que hacerlo solo, tendras que decirle que tu eres su padre y yo solo tu pareja, por que yo no planeo hacerme cargo cuando se que no estoy en la capacidad de hacerlo.-Vi al bebé y luego a Aemond.
-Tienes miedo. - Susurre. - Tu tienes miedo. - Repetí más alto.
-¿Y que si lo tengo?. - Se rio pesadamente.-Tu tubiste a tu madre, la princesa Amable, amorosa, tuviste a Sr. Leino, luego a Damon, yo que tuve. - Se quejó. - Una madre loca y un padre ausente, lo único bueno que yo conseguí en mi vida fue tu corazón.
No sabía el contexto de como el y yo terminamos juntos pero era comprensible su miedo.
El cómo seguiría siendo una duda constante.-Vamos, mi bello y hermoso principe, quedemonos con el bebé, aprende a ser padre a mi lado, hagamos nuestro mayor esfuerzo. - Le propuse.
-Dioses. - Me miro mal. - No Lucerys, y si vuelves a decirme príncipe me voy a enojar.
-Por favor. - Le rogué. - Mira está tan chiquito, ni siquiera lo sentiras, no hara bulla,yo sere bueno, lo voy a cuidar.
-Yo no lo voy a cuidar. - Me dijo.
-Lo aprenderás a querer, se ganara tu corazón, como yo me gane el tuyo. - No sabía si el se había ganado el mio como había dicho o yo el de el.
-No creo que un bebé se gane mi corazón como tú Lucerys, eso debería preocuparte. - Me beso la mejilla. - Quedate con el, pero yo no estoy de acuerdo.
-Eres el mejor. - Sonreí abrazandolo con un brazo y Aemond vio mal al bebé.
-No planeo pelear por la atención de mi esposo contigo. - Le señaló al bebé que lo miraba atento. - A la primera que sienta que sobras te echó.
-AEMOND. - Regañe pegandole en el brazo. - Tu no tienes que trabajar. - Lo mire. - Ya te parió la marrana en lo que pierdes tu tiempo aquí, ya vete.
-Allí esta tu prioridad entonces, ahora me echas de mi casa por tu bodoque, no seas malo TAOBA. - Me señaló. - O lo sacare antes de que te lo imagines de mi casa.
-Ya te atrasas. - Me rei y el se fue de la casa.-No te echará, no te preocupes, mm... Pensemos un nombre para ti.
Cuando el bebé se durmió lo deje en la cama y me dedique a lo mío, en realidad me di cuenta que era un bebé muy tranquilo y literalmente no lo sentía. No se si seria normal que los bebés no lloren alto, no hagan bulla, lo iba a mirar y estaba dormido o despierto mirando sus manos, sin emitir ningún ruido.
-Kai. - Le dije. - Tu nombre sera Kai, te queda, eres tan lindo.-Le di mi dedo que sujeto fuerte entre su mano.-Voy a terminar de hacer las cosas y vengo a darte de comer.
Salí a terminar de cocinar y acomodar las cosas, y luego regrese y me duche con el bebé, lo vestí de nuevo y le di de comer, de donde había sacado esa leche Aemond no lo sabía.
-Sabes si hubieras nacido en el reino de mi madre, te hubiera conseguido un huevo de dragón y quizás hubiera elegido un nombre más Valyrio para ti. - Le acaricié la cabeza despacio y el me miraba comiendo.-Tu madre debió haber sido muy linda. - Le dije.
-Si vas a hablarle de su madre Luce, el no va jamás a pensar que tu eres su padre. - Interrumpió en el cuarto Aemond. - Ya llegué, me prestas un poquito de atención. - Dijo con drama.
-Hola. - Me levante y le di un besito en la mejilla.-¿Cómo te fue?. - Le pregunté. - Te deje la bañera lista hace poco, te caliento la comida enseguida y comemos.
-Muy bien. - Me beso en los labios. - ¿Qué me miras?. - Le dijo al bebé y esté parecía mirarlo con más intriga.
-Cariño, deja de amenazar con tu mirada al bebé. - Me rei.
-Es un intruso en mi casa, puedo verlo como quiera, y ademas se roba la atención de mi pareja. - Me reclamo antes de irse a la bañera.
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El final de la guerra.- En edicion.
FanfictionLa guerra había comenzado y todo era cuestión de tiempo para definir quien estaría al mando, sin embargo que caprichoso es el destino y cuan complicados son sus caprichos. El dragón de Aemond estaba tan cerca de mi que todo el cuerpo se me heló, lo...