Estaba en casa al fin, cerca de mi madre, aún que ella y Aemond se odiaran mutuamente este era mi hogar.
Caminaba por los jardines del palacio, cuando llegué al área de entrenamiento vi a los jovenes escuderos blandiendo sus espadas con orgullo, siempre había admirado el cómo proteger al reino incluso con su vida los hacía sentir bien.
-¿Observando el pasado?. - Dijo Damon, mi padrastro y tío era un hombre suspicaz, podía ver en el alma de los demás y detonar los sentimientos.
Debía admitir que mi fascinación por los sociopatas empezaron con el.
-Algo así, Damon, considerando que no veo mucho últimamente. - Me rei.
-¿Qué fue lo que te dieron?. - Eleve mis hombros, desconocía la sustancia, solo sabía que mi cuerpo se volvía debil con el tiempo.
-No lo se, y dudo llegar a descubrirlo, probablemente muera antes de siquiera haber logrado saber que bebí. - Damon con si impasible mirada solo me acarició el hombro.
-Te has enterrado tu mismo entonces. - Negué.
-Me he dado por vencido por que no quiero ver a Aemond sufrir por mi, ni matar a nadie por mi. - Tenía una flor en mi mano.
-Un lirio naranja. - Lo agarró Damon. - ¿Por qué de tantas flores y rosas está siempre es tu favorita?.
-Me recuerda a Aemond, además es su flor favorita, deberías ver cuantas de estas tenemos en casa, su olor es maravilloso.
-El odio jamás abandona el corazón de tu amado. - Me rei, el lirio naranja simbolizaba el odio en algunas culturas registradas en libros.
-Supongo que eso es parte de el, de igual manera como es parte de ti. - Damom asintió.
-Buena elección de palabras, Lucerys. - Dejo de mirarme para ver a los guerreros. - Recuerdo a Aemond en esas filas viendote como si fuera ayer.
-Yo también lo recuerdo.
-Fue mágica y rara la manera en que sus corazones se encontraron.
-Eramos unos niños cuando nos conocimos, probablemente si no me hubieras instruido hubiera podido matarlo cuando robo a Vhagar de mis hermanas. - Acaricié la flor.
-Terminó siendo tu escudero. - Me burle.
-El guerrero -Suspiré. - Era tan difícil para el aceptar que si se estaba preparando secretamente para heredar que decidió usarme de tapadera, que novedad. - Vire los ojos. - Aemond siempre supo darme utilidad, incluso cuando se enamoro de mi.
-Jamás supe bien como terminó sirviendote, un día no se llevaban, se golpeaban y al otro el protegía y custodiaba todas tus acciones.- Hice un chasquido con mi lengua.
-Hicimos un trato, yo le permitiría usar mis libros de alto valyrio mientras el me protegiera y me dejara de hostigar. - Conteste.-Y pues fue así como Aemond aprendió a hablar Alto valyrio.
-Mi hermano noto que el había mejorado contigo a su lado, pero jamás pensé que sería por un trato. - Me rei.
-Lo pille cogiendose a alguien, por eso hicimos el trato, pensándolo bien. - Le Sonreí a Damon. - He pillado a Aemond cogiendo innumerables veces que hasta perdería mis dedos intentando contar cuantos hombres y mujeres han sido suyos. - No me ponía celoso, sabía que después de decidir irnos juntos la única falla que el tuvo fue Eryn, la rata sucia del príncipe Eryn.
-No deseaba saber eso sobrino. - Dijo asqueado.
-Lo se por eso te lo cuento. - Me burle de el.
-Mejor cuéntame como es que te enamoraste de el - Damon parecía muy interesado en saber como es que yo me había enamorado de Aemond por una extraña razón que pronto se me hizo evidente.
-Jacaerys deja de fingir ser Damon. - El me miró con cara de "Yo no fui". - Jacaerys Velaryon tu magia no es más fuerte que mi inteligencia.
Jacaerys volvió a ser solo Jacaerys. - Perdón.
-Por fingir ser nuestro padrastro. - Suspiré. - No te preocupes no le contaré, ¿Por qué quieres saber como me enamore de Aemond?. - le sonrei. - Tu y Aegon son personas distintas, su relación es por mucho distinta, hermano mayor.
-A veces tu pareces el mayor. - Me rei.
-Si enserio quieres saber la historia completa deberíamos ir a Palacio y discutir éste tema con un te y Kai, por que ya es hora de darle de comer.-Jacaerys me seguía en silencio, si había algo que amaba de mi hermano era la capacidad que tenía de calmarme con su presencia.
-Por un momento creí que eras nuestro tío. - Le confesé.
-Eh estado mejorando, sabes descubrí algo. - Me miro con los ojos llenos de fe.
-¿Qué?.
-La manera de que si Aegon me amara, mi sexo no fuera un limitante para que heredé. - Me entrego una hoja y cuando leí las primeras cinco lineas estaba aterrado de que mi hermano encontrará aquel papel.
-¿Donde encontraste esto Jacaerys?. - Le Señalé.
-En la biblioteca en.... - No lo deje terminar.
-En la sección de mis libros.?
-Me enojé. - Jacaerys escuchame, éste hechizo es peligroso, muy peligroso.-Cómo sabes si jamás lo has intentado. - Me miro mal.
-Jacaerys. - Me quejé.
-DIME, COMO SABES. - Levantó la voz, viendo que no le respondía grito. - DIME.
-Por que si lo intente carajo. - Le di un golpe a su hombro. - Por que lo intente muchas veces, de muchas maneras, y salió mal todas esas veces. - Rompí la hoja. - Luego deje de intentar. - Suspiré. - Esta es la puta razón de que Aemond se haya acostado con otro en nuestro hogar, por que yo intenté ir contra la naturaleza y por cuatro lindos meses pensé que sería posible romper a la naturaleza y su ciclo, pero no Jacaerys, el destino es la rama irrompible, y eso no se puede modificar aun que te practiques toda la magiaque desees, no arriesgues tu vida y la expongas a sentir el dolor que causa el perder algo tan valioso. - Guarde los trozos de la hoja en mi bolsillo. - Ahora vamos, un té nos espera.
ESTÁS LEYENDO
El final de la guerra.- En edicion.
Fiksi PenggemarLa guerra había comenzado y todo era cuestión de tiempo para definir quien estaría al mando, sin embargo que caprichoso es el destino y cuan complicados son sus caprichos. El dragón de Aemond estaba tan cerca de mi que todo el cuerpo se me heló, lo...