CAPITULO 33

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Carls

Fui de camino a casa, un poco acelerado mientras conducía. Muchas veces recordaba su confesión, ni siquiera sentía ira porque no podía odiarla. Lo peor de todo es que desde el principio lo suponía; por lo que siempre me comparaba con él. Ella ni siquiera se imaginaba cuántas veces me hizo sentir insuficiente, y en las noches que no dormía por pensarla todos los días.

Detuve el auto y qué ironía la mía. Estaba llorando por la mujer a la que le dije que jamás me enamoraría, y lo que más me aterraba de todo esto es que quería estar con ella a pesar de que amaba a otro.

Me quedé estacionado afuera de la casa, para que nadie me viera. Después, subí a la biblioteca para hacer tareas, escogí un libro e intenté leerlo pero no lograba concentrarme. Me recosté para revisar mis redes sociales en el móvil, algo que hacía a menudo. En esta ocasión lo hice, y me percaté de que había una chica que me había dejado muchos mensajes, revisé su perfil y era Ariana. Como ella estaba en línea, le contesté los mensajes para contarle mi situación.

***

Sam

Toda la tarde estuve estudiando en la casa de mi mejor amiga.

—¿Y ahora qué te pasa? —preguntó André mientras iba por unas palomitas.

—¿Cómo vas con Stefan? Te veo más delgada, ¿estás follando todos los días?

—¿De verdad? —Ella se miró al espejo y se alzó la blusa—.

—Yo lo dije de broma—Me reí a carcajadas—.

—¿Cómo vas con tu novio?

—Justo hoy me terminó, y todo por culpa de mi ex ¿Puedes creer que siempre pasan afuera de mi casa sentados en la vereda?

—¿Todavía siguen haciendo eso?

—Sí, pero déjalos que cuando tenga la oportunidad de vengarme los voy a destruir.

—¿Por qué terminaron?

—Le confesé que aún amo a Ricardo.

—¿Le dijiste así como si nada? ¿Por qué estabas con él si no lo querías?

—No es eso, intenté salvar lo nuestro, ¿puedes creer que yo le dije que no me termine?

—Espero que esa sonrisa no se te quite cuando lo veas con otra que sí lo valore.

—Eso no va a suceder jamás, él me ama y ya ha de venir a rogarme para que regresemos —contesté con una sonrisa.

Cuando regresé a casa, mi madre estaba esperándome para cenar.

—Y esa torta ¿cómo así me están esperando para comer?—pregunté confundida.

—Hoy cumple años tu hermana, ven a cenar con nosotros.

—No gracias, prefiero comer con Sasha.

—Samanta, ven a comer, no te portes así—replicó mi madre—, si fueran tus amigas ahí sí vas corriendo.

—Si hablas de mi mejor amiga, claro que iría corriendo porque a ella sí la quiero ¿Dónde está mi gata?

—Y tú piensas que me importa que te quedes, por mí lárgate de aquí —me respondió Anabel.

—Ya basta, dejen de pelear —alegué mi madre.

La ignoré para no continuar discutiendo, y me serví la cena para comer con mi gata en la habitación.

—Sasha, más te vale comerte todo, ¡si supieras que soy muy egoísta valorarías mi generosidad! —La tomé entre mis brazos para darle besitos—.

La amaba tanto porque estaba todos los días esperándome en mi habitación, aunque no era tan cariñosa conmigo. Siempre me acompañaba y cuando me sentía triste, estaba a mi lado.

Al siguiente día, regresé a la empresa porque quería hablar con Carls, pero él estaba conversando con Ariana. No sabía la razón de su comportamiento, ambos se reían.

—Buenas tardes —saludé y asenté mi mochila.

Cuando notó mi presencia, se despidió de Ariana.

—¿Y a este qué le pasa? —dije en voz baja.

—¡Ah, por cierto! —él volteó a verla, antes de marcharse—. No te olvides de que más tarde vendré por ti para ir a almorzar.

—Sí, cómo olvidarme de eso. —Ella sonrió con timidez.

Él cruzó por delante de mí, no me dio la cara. Me acerqué a Ariana para saludarla, pero me esquivó, respondiéndome con una voz de seriedad.

—¿Qué te pasa, Ari?

—Tengo muchos trabajos de Carls que me solicitó hacer lo más rápido posible.

—¿Le estás haciendo los trabajos?

—Se supone que tú ya no trabajas en esta empresa, ¿qué haces aquí?

—Ah, ya entendí, estás molesta porque me he distanciado de ti. Ari, te dije que solo serían unos meses, por eso volví. Estaba estudiando para no quedarme de año.

—Todo cambió desde que te fuiste.

—¿Por qué me hablas así? Se que no hemos hablado pero te he tenido presente eres mi mejor amiga.

—Como ustedes terminaron, no puedo hablar mucho.

—Eso quería contarte, aunque veo que ya te enteraste.

—No es necesario que lo cuentes por segunda vez —ella miró su reloj—, ya es tarde, me tengo que ir a comer.

—¿Te vas con él? —pregunté con seriedad.

—Sí ¿Algún problema?

—No, para nada —le sonreí—, yo jamás desconfiaría de ti, además, él está molesto conmigo. Me alegra que lo acompañes.

Ella se marchó y no me respondió.

—¿Qué le pasa? —repliqué entre dientes.

Durante una semana, ella estuvo con esa actitud. Carls todos los días salía con ella y me ignoraba. Intenté todo el tiempo hablar con él, pero se alejaba... su indiferencia me estaba colmando la paciencia, pero más la de ella.

Ese mismo día, comencé a cuestionarme por qué no llegaban rápido y todos los trabajadores estaban yendo a la sala de auditorio. Sin embargo, la secretaria Kristen entró a mi oficina para avisarme que había una reunión.

La secretaria me guió al auditorio, parecía un laboratorio de computación; habían computadoras de un lado a otro con su respectivo escritorio.

Carls estaba en la primera fila, estuve a punto de hablar con él, pero Isell me detuvo.

—No hables con él—me dijo a mis espaldas.

Justo después de esa advertencia, Ariana le agarró la mano a Carls, ahí deduje lo que estaba sucediendo.

—Antes de que te enteres por los demás tienes que saber algo —confesó Isell.

—Ya sé lo que está pasando —la interrumpí, estaba desconcertada.

—¿Ya sabes que son novios?

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