CAPITULO 38

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Carls

Entré rápidamente en la oficina, pensando que Sam estaba allí.

—No te vayas —me insistió Ariana—, sigamos—. 

Ella intentó besarme de nuevo, pero me aparté para hablar con Sam. Cuando entre Isell y Alex estaban teniendo sexo.

—Isell —exclamé enfurecido.

—Ah, eran ustedes —contestó ella como si nada.

—Esto es el colmo.

—¿Por qué nunca me das privacidad? —me respondió.

—Vístete rápido, y tú, Ariana, cierra la puerta. 

—Ahí viene Alfonso y los guardias de seguridad.

—¡Joder! ¿Cómo puedes hacer esto en la empresa?

—A mi no me amenaces—respondió Isell.

—No estoy hablando contigo.

—Yo no tengo nada que ver —agrego Axel.

—Alfonso también es tu compañero de trabajo.

—No es mi problema.

—Como vas a tener sexo con la novia de un amigo.

—Ella debe respetarlo, no yo —contestó mientras se ajustaba la correa de los pantalones.

Isell frunció en ceño.

—¿Me dijiste que me amabas?

—¿Qué te amaba? —soltó una risotada.

—Por favor, no entres —le pidió Ariana a Alfonso.

—Estoy buscando a Carls, quítate.

Alfonso sonrió para controlar su enojo, pero su rostro expresaba lo contrario. 

—¿Qué está pasando aquí?

—Nada —dijo Isell.

—Tienes que saber la verdad, Alfonso.

—Cállate, cállate. —Ella comenzó a golpearme—. No tienes derecho a meterme en mis asuntos.

—Déjalo —le grito Alfonso.

—Isell tuvo sexo con Axel—confesé.

El rostro de Alfonso se contorsionó de ira y  empujó contra la pared.

—¿Por qué? ¿Por qué? —le gritó impotente—. ¿Qué pasa con todo lo que hice por ti?

—Me estás lastimando —lloriqueó ella, asustada.

Me acerqué para intentar calmarlo.

—Alfonso esta no es la manera de resolverlo —sugerí con calma.

—Por eso pasabas todo el día con él, para engañarme en el mismo lugar donde solíamos vernos.

—Bien, yo me voy, no tengo nada que hacer aquí —respondió Axel. 

Alfonso soltó a Isell de inmediato agarro a Axel para golpearlo. Perdió el control, no pudimos detenerlo, el era muy impulsivo y continuó golpeándolo sin parar.

—Detente, lo vas a matar.

—Suelta a Axel, por favor —suplicó Isell mientras lloraba.

—Llama a seguridad —le dije a Ariana.

Segundos después, los guardias llegaron y lograron detenerlo. Axel quedó casi inconsciente por los golpes. Isell se arrodilló junto para abrazar a Axel.

—Llamen a una ambulancia —dijo en voz baja Isell.

—¿Todavía lo defiendes?—Alfonso intentó soltarse—.

—Ya es suficiente, no vale la pena, hermano. —Alfonso comenzó a llorar—.

—¿Cómo pudiste traicionarme? cuando todo lo que hice fue respetarte y amarte. Fuiste la única mujer a la que le mostré mi amor sincero después de lo que me hicieron.

—Estás enfermo, estás loco —lloriqueó ella.

—¿Enfermo? No me jodas, no me jodas... yo te amaba y tú me mataste. —Me acerqué y lo abracé para calmarlo.

Luego, llegó una ambulancia para atender a Axel debido a sus heridas. Fue la primera vez que lo vi llorar por una mujer, sentí su dolor. Fue terrible, Isell era como parte de mi familia, pero Alfonso era mi mejor amigo... mi hermano. Si él la hubiera traicionado, la defendería a ella. Pero en este caso, no fue así; no solo los hombres traicionan, y no solo las mujeres lloran.

—Te llevaré a casa y me quedaré allí contigo —le dije, pero él estaba completamente abrumado.



Isell

Me subí a mi auto con la urgencia de llevarlo al hospital. La preocupación me embargaba mientras conducía, buscando llegar lo más pronto posible.

Al llegar al hospital, me apresuré a encontrarlo. El doctor me informó que la enfermera lo estaba atendiendo y que podía ir a verlo. Con el corazón acelerado, me dirigí hacia la habitación donde estaba siendo atendido.

Al abrir la puerta, la escena me tomó por sorpresa. Lo vi coqueteando con la enfermera, pero decidí fingir que no había visto nada y centrarme en su bienestar.

—¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor? —pregunté con preocupación, encontrando un rincón de la camilla para sentarme.

—Isell, déjame en paz. Todo esto fue por tu culpa. No quiero volver a verte más —sus palabras resonaron en mi mente, dejando un rastro de dolor.

La enfermera, al notar la tensión en la habitación, decidió retirarse, dejándonos a solas para hablar.

—¿Por qué me tratas así? —le pregunté con tristeza, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escapar—. Te amo y estoy preocupada por ti, por eso vine. 

—No te pedí que lo hicieras. Nunca te consideré mi mejor amiga —me sonrió—. Además, no llevamos tanto tiempo conociéndonos.

—¿Por qué dices eso?

—Fingí ser tu mejor amigo porque quería tener sexo contigo.

—Axel, yo era virgen... No puedes decirme eso. 

—Me gusta ser el primero, para que nunca me olviden.

—Por eso te distanciaste después de tener sexo la primera vez —respondí con la voz entrecortada.

—Tenía que alejarme. Ya había conseguido lo que quería. Además, esta será la última vez que nos veamos. Me voy a ir.

—¿Cómo que te vas? Si no tienes a nadie, estás solo.

—Tengo a mis hermanos que cuidar, y eso es lo único que me importa.

—También fue mentira lo de tus padres y que no tienes dinero —le dije antes de que se fuera.

—Te mentí, tengo mucho mas dinero que los Williams. Adiós.

—¿Lo hiciste por venganza?

—Por venganza que...

—No lo se, lo dije sin pensar. Por que mi intuición me lo dice, yo se que si te enamoraste.

—No te confundas, si hay alguien a quien quiero pero esa no eres tu.

—¿Samanta?

—No voy a responder nada, déjame en paz.

—Por favor, no te vayas. No puedo vivir sin ti. —El se fue y no le importó dejarme sola.

Lloré, lloré demasiado. Él fue mi primera vez... y el chico más hermoso que había conocido en mi vida. Después de todo esto, no me arrepiento de nada. Aunque todos  me hayan juzgado desde que lo conocí, siempre quise que fuera él. 

Regresé a casa y no había nadie. Todos estaban dormidos, ni siquiera Carls estaba.  Me senté en el suelo, llorando me pregunté si hice lo correcto al vengarme de Alfonso, o si todo fue una mentira y él nunca fue malo con "Taylor.

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