47

26 1 0
                                    




Carls

Después de haber discutido con Sam, tuvimos sexo, pero esta vez fue diferente porque lo hicimos sin protección y estaba algo preocupado.

Sam me llamo al teléfono.

—¿Qué sucede Sam?—le respondí.

—Necesito que vengas, creo que estoy embarazada.

—Esta bien, llegare en la tarde.

En ese momento, me asuste así que tome el primer avión y me regrese a verla. La ciudad en la que estudiaba estaba cerca de Florida así que llegue en 4 horas. Fui a su casa y lo primero que hice fue dirigirme a su habitación.

—¿Por qué dices eso? —le pregunté con la voz temblorosa mientras observaba su vientre.

—Tengo retraso de una semana —respondió con una mezcla de preocupación y ansiedad en su rostro.

—Vamos a hacerte un examen médico para estar seguros —le dije, intentando mantener la calma, aunque mi mente ya estaba llena de pensamientos aterradores.

—Sí, lo necesito —asintió ella—. ¿Por qué estás tan asustado?

—Y tú, ¿por qué estás tan tranquila?

—Porque sería bonito tener un bebé, ¿no crees? —dijo Samanta con una sonrisa.

—No, Samanta, espera, ¿esto es en serio? —mi voz se quebró mientras la miraba.

—¿Espera qué te pasa a ti? —me miró con sorpresa.

—Tengo una vida, una carrera, planes que cumplir —le expliqué, luchando por encontrar las palabras adecuadas.

—¿Se supone que me amas? —me miró con enojo.

—Te amo, pero sabes que esto retrasaría todos mis planes .

—Solo quería olvidarme de mi tristeza, pero veo que tu...

—Cuando seamos mas grandes tendremos un bebe ¿Si?

El camino hacia la clínica se sintió largo y tenso. Samanta no pronunció una palabra durante todo el trayecto, y yo me sumí en mis pensamientos, tratando de procesar la situación. Llegamos finalmente a la clínica, donde una doctora amable nos recibió.

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlos? —preguntó la doctora.

Tomé aire y respondí con voz temblorosa.

—Mi novia necesita hacerse un examen de embarazo.

La doctora asintió y dirigió a Samanta a una sala de examen. El tiempo se volvió aún más lento mientras esperaba en la sala de espera. Finalmente, la doctora regresó con un sobre en la mano. Lo abrí despacio, con manos temblorosas, y saqué el informe médico que contenía los resultados del examen.

Mis ojos recorrieron las palabras escritas en el papel, y mi corazón se llenó de un torbellino de emociones.

—Es negativo —dije lleno de felicidad.

—Vámonos ya.
—¿Por que te pones así? Deberías estar contenta.
—Estoy decepcionada de ti...
—Sam pero tú también quieres hacer muchas cosas, recuerda que prometiste que trabajarías para tener mucho dinero.
—Sabes que no quiero tener hijos contigo—me dijo con seriedad pero yo lo tomé con sarcasmo.
Ella entró enfurecida, a su habitación intente cambiar su humor pero no lo logre, ella me dijo que me vaya entonces yo no tuve otra opción que irme.

Sam

Me dolió profundamente, parecía como si un peso gigante se hubiera instalado en mi alma. ¿Cómo podía hacer entender a mi corazón que la persona que creía que me amaba no quiera tener hijos contigo? Mi sueño era formar una familia con el amor de mi vida, tener un hijo varón para darle todo lo que me falto. Esa era mi razón, mi obsesión con el dinero, porque sabía que tenía talento y habilidades, pero sin dinero, se volvía difícil sobresalir en este mundo.

Mis padres también jugaron un papel en esta obsesión. Siempre noté cómo mi madre le daba todo a mi padre. Tenia envidia porque, cuando pedía dinero para algo importante, casi siempre  me lo negaba. Yo solo era una niña que quería destacar porque sabía que tenía la capacidad para hacerlo, pero mi madre nunca pareció creer en mí.

Siento que esta situación está afectando cada célula de mi cuerpo, resucitando todos los traumas de mi infancia. A pesar de todo, todavía hay la esperanza de ver a mis hijos triunfar en las áreas en las que yo no pude. Pero, a veces, siento que ese sueño se desvanece lentamente.

Almas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora