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Sam

El estaba muy cerca de mi, sentía que su miembro me rozaba las piernas porque estaba levantado. Yo era muy caliente, tenia muchas ganas de tener sexo.
Carls era muy respetuoso conmigo es mas ni siquiera me tocaba así que tome la iniciativa. Me di vuelta lo mire a los ojos y lo bese con deseo. Apreté su cabello con un poco de fuerza, y coloque mi mano por debajo de su pantalón.

Primero me asegure que Isell se haya quedado dormida para continuar. Como estábamos tapados con la sabana, aproveche para sacarle su miembro del pantalón y entre las sabanas baje para succionarlo. Era excitante ver como apretaba con sus manos venosas la sabana de la cama.

Después, lambisque con mi lengua su abdomen marcado hasta llegar a su boca. Agarre sus manos para que toque mis muslos.

—¿Por que no me tocas?

—¿Puedo?—pregunto con la voz agitada.

Yo sonreí porque fue una pregunta fuera de lugar.

—Hazme lo que quieras.

—Vamos al otro cuarto.

Me llevo a otra habitación mas grande.

—Un cuarto es mas bonito que el otro que suerte la tuya.

El me robo un beso y me agarro del cabello.

Caminando despacio me llevo hasta la cama.

—Sam es mi primera vez, tratare de hacerlo bien.

—No pasa nada.

El de inmediato me quito la blusa, beso mis senos por unos segundos y abrió mis piernas. Mientras bajaba por debajo de mis piernas, no me quitaba la mirada de encima. Primero introdujo sus dedos y luego su lengua por debajo de mis labios, lo hacia muy bien es como si hubiera nacido para esto... después se coloco el preservativo y me penetro.

Después de tener relaciones, no le dije nada. Tenía muchas sensaciones, no fue como la primera vez y me dolía porque estaba mintiendo. Carls estaba viviendo una mentira y yo tenía que sonreír como si todo estaba bien.

Cuando salí de su casa, el me dejó muchos mensajes, estaba más cariñoso que antes y eso era hostigoso para mí. Eso pensaba mientras iba de camino al salón de clases. Era el tercer día y faltaban dos días para mi cumpleaños.

El profesor nos mandó hacer una tarea en pareja. Como Allis estaba cerca, el profesor me ordeno trabajar con ella ¡Que suerte la mía!, no le dirigí la palabra en toda la hora porque la detestaba, sin embargo, ella me habló de la manera más cordial como nunca me había hablado.

—No me has dicho en que ayudarte, Sam —manifestó Allis.

Me quedé impactada con su intento de hablarme, aun así, le respondí a la defensiva.

—No me dirijas la palabra tú por allá y yo en lo mío.

—¿De qué hablas no entiendo? Solo quería ayudarte —me respondió con tranquilidad.

—Deja de estar fingiendo amabilidad, no te creo nada —susurre.

—¿Fingir qué? si nunca he fingido no conocerte por eso te llame por tu nombre.

—¿Puedes sentarte en otro lado?

—No quiero discutir contigo ni con nadie ¿Puedes olvidar el pasado y ya?

—¿El pasado? —le mostré una risa como gesto de burla—. Ha pasado solo meses desde que salimos del colegio y me dices que olvide el pasado.

El profesor se levantó a contestar una llamada y nos pidió silencio.

Almas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora