CAPITULO 36

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Carls

Cuando los vi besarse mi corazón se acelero, mis manos temblaban. Solo necesitaba una razón para no volver nunca mas. Ahí me di cuenta de que  nunca me quiso siempre fue el. De nada me sirvió amarla porque en realidad nunca me perteneció.

Espere que comience el concurso para salir de ahí. Me baje de las gradas para buscar a Isell e irme a casa. Caminando rápido me dirigí a las aulas, me habían avisado que ahí estaba mi prima y con Axel.

—Isell —la llame en voz alta antes de abrir la puerta. —¿Qué es esto?—pregunte con impresión.

Ella estaba teniendo sexo con su mejor amigo.

—¿Por que entras sin tocar la puerta?—replico Isell acomodándose la blusa.

—Como pudiste hacer esto —dije con la voz entrecortada.

—No te metas —alego Isell.

—No, si me voy a meter porque Alfonso es mi mejor amigo y tú no puedes hacerle esto.

—Deja de ser dramático. No te hagas el digno, también te metiste con la mejor amiga de Sam —contesto Axel.

—No tengo nada que hablar contigo —respondí con seriedad.

—Ya cállate, eres un hipócrita —me contesto Isell.

—Isell no voy ser cómplice de esta traición.

—No eres nadie para juzgarnos, al menos Alfonso no es mi mejor amigo, lo que tu hiciste si fue horrible —me respondió de nuevo, Axel.

No respondí, estaba enfurecido que preferí irme. Axel tenia razón, pero yo jamás quise lastimar a Sam... aunque sabia que de alguna u otra forma lo hice, tenia que fingir que no había pasado nada para no sufrir por ella.

Regrese a las gradas para verla, el concurso ya había terminado, solo estaban esperando los resultados. Sam estaba ahí, se la veía preocupada porque de ella dependía que ganaran.

—La señorita Dávila es la ganadora —anunció el animador.

—¿De verdad? Ay, no no lo puedo creer.

—¿Puedes leerlo?

—No que pena.

—¡Que lo lea!  —murmuraron todos.

Tome el micrófono, controlando mis nervios por la cantidad de personas que estaban.

—Todo fue como lo predecía, que ibas a dejarme ir algún día. Cuando era niña me decían que ningún amor duraría.  No te ame desde el primer encuentro,
pero si con el pasar tiempo. Quisiera confesarte que es una necesidad verte llegar. Aunque parezca imposible quiero que lo nuestro sea predecible y si algún día llego a desaparecer estoy segura de que mi corazón siempre te va a reconocer.

Me quede hipnotizado con la lectura de su poema, cuando termino la ultima frase ella me miro con tristeza.  Y en mis pensamientos solo habían pequeños susurros , yo hubiera querido que me ame de esa manera.

Todos la aplaudieron, y me dio mucho gusto verla triunfar en sus aficiones. Ella rebozaba de felicidad, su maestra también estaba contenta que hasta corrió abrazarla por la emoción. Después de escuchar los resultados me marche.

Sam

La felicidad que recorría por mi cuerpo era incomparable. Creo que no había nada más espléndido saber que era buena para algo y que las demás personas lo reconocieran.

Estaba feliz, aunque por dentro sentía que algo me faltaba. No sabia porque  tenia la necesidad de buscarlo con la mirada. Carls se marcho, estaba consciente que con mis acciones lo destruí y no tenia porque importarme... así me mentía a mi misma, ¡si tan solo se hubiera dado cuenta que ese poema fue escrito para el! Toda esta situación fue extraña, ni siquiera entendía porque me había inspirado en el, si se suponía que estaba enamorada de otro hombre.

Después del programa me fui a casa. Lo primero que hice fue recostarme en mi cama, Sasha comenzó a lamer mi  rostro y luego se acostó cerca de mi. De la nada comencé escuchar que golpeaban la puerta de mi casa: era Anna la madre de Josefina.

—Norma tengo que hablar contigo —replico Anna alterada.

—¿Por que tocas la puerta de esa manera? —le contesto con tranquilidad mi madre.

—Te parece poco que Josefina este  llorando por la culpa de tu hija.

—No entiendo, si Sam esta en su habitación.

—Recién me acabo de enterar que tu hija golpeó a Josefina y hoy se atrevió a besar a Ricardo al frente de todos.

—¿Cómo que Samanta golpeó a Josefina? Creo que estás exagerando... o tal vez.

—No estoy exagerando, recuerdo que ese día llego con un moretón en la cara, ella me mintió diciéndome que se había lastimado pero hoy me contó lo que realmente le pasó.

Yo salí de la habitación, no soporte que Anna hable mal de mi.

—¿Qué es lo que estas diciendo?

—Contigo quería hablar —me grito.

—Nada tengo que hablar contigo, acaso la zorra  de tu hija no se puede defender sola.

—No voy a permitir que la lastimes, ya deja de perseguir a Ricardo pareces una arrastrada.

Me reí a carcajadas

—No estoy persiguiendo a ese idiota. Además, ella fue la que se le metió por ojos. La única arrastrada es Josefina y lo sabes.

—Samanta deja de faltarle el respeto a tu tía —espeto mi madre.

—No que escuche todo lo que tengo para decirle.

—Cállate porque si sigues insultando a mi hija

—Tu hija es una traidora y no sabes la felicidad que siento de verla sufrir ¡Se lo merece!

Mi madre me dio una cachetada.

—Ya basta Samanta —grito mi madre. La observe con asombro y con los ojos llorosos. —Ya arreglaré esto, es mejor que te vayas —le dijo a mi tía con tranquilidad.
—Está bien, la próxima voy no voy a responder por mis actos...
Anna se marcho y nos dejo a solas.
—¿Que sucede contigo?
—Estoy harta de que siempre estés del lado de las personas que me hacen daño. Mi hermana me trata de la mierda, Josefina se metió con mi ex novio y...

—Eres un monstruo —dijo en voz baja con decepción.

Me paralice por unos segundos con la mirada perdida, voltee para no mirarla a los ojos y procesar lo que me había dicho. Preferí no decir nada, me dirigí a mi habitación caminando despacio.

Sus palabras quemaron cada estructura de mi cuerpo. Que dolor, que angustia  sentía que la persona que más amaba, me rompiera en mil pedazos. Ni siquiera las lágrimas caían, cada vez se iban extinguiendo mis emociones.

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