CAPITULO 19

73 4 0
                                    


Sam

Cuando estaba en casa, mis padres comenzaron nuevamente a discutir, y para no escucharlos, me tapé los oídos con la almohada. En ese momento, Anabel, había llegado de las prácticas y al ver a mi padre llorando, le preguntó por su estado, pensando que estaba enfermo.

Detrás de la puerta, comencé a escuchar su conversación. Anabel le preguntó a mamá si yo sabía que papá tenía otra mujer. Fue una confesión desastrosa, ya que había vivido engañada casi toda mi adolescencia, creyendo que mi madre no sabía nada al respecto.

—Yo solo lo soporto porque no tengo a nadie más que me ayude con tu hermano —confesó mi madre.

—Yo quisiera ayudarte, mamá, pero no puedo —respondió Anabel.

—Ese no es el problema, yo sé que estas estudiando. El problema es que Sam nunca entenderá lo difícil que es convivir con su padre.

—Yo trato de no darte problemas, incluso a mí esto no me afecta, y no entiendo por qué Samanta se comporta de esa manera tan arrogante.

—Sam me dijo una vez que, aunque él haya estado con nosotros, siempre sentirá su ausencia. Tal vez esa sea la razón de su comportamiento... ahora se está convirtiendo en él y eso me está consumiendo —expresó mi madre con la voz apagada, revelando la angustia que llevaba dentro.

Después de esa confesión entendí todo, mi padre lloraba porque se sentía atado a mi madre debido a la enfermedad de mi hermano y no podía llevar una vida normal con su amante... esa era la verdad que ella ocultaba tan bien, fingiendo siempre una sonrisa y haciéndonos creer que éramos una familia perfecta.

Cada palabra que salió de su boca comenzó a romper cada estructura de mi cuerpo. Sentía como si las arterias de mi corazón se arrancaban de forma involuntaria mientras mis manos temblaban de forma incontrolable.

En ese momento, envidié a mi hermana porque ella tenía el poder de dominar sus sentimientos. En cambio, mi problema era perder el control hasta enloquecer y herir a cualquiera.

Me arrodillé en el suelo, necesitaba hablar con Dios era lo único que me daba un poco de paz.

—Perdóname por odiar a mi padre, pero no puedo evitarlo, Señor ¿De qué me ha servido tenerlo? No sabes cómo me quema que tenga otra familia a que le ofrece todo. Si hubiera sabido que él iba a ser el hombre que más daño me haría, hubiese deseado nunca haberlo conocido.

¿Por qué me convertí en una traidora como él? Papá fue el primer hombre que rompió mi corazón, y yo, a su vez, destruí al único hombre que me aceptó tal y como era ¿Ese fue mi karma? ¿No aprender de mis errores y repetir el daño que tanto me hizo sufrir? Aunque aún no estaba todo perdido, porque Carls estaba enamorado de mí. Acaso ¿la vida me dio otra oportunidad y no me di cuenta?

No lo pensé más y fui corriendo a buscar el móvil para llamarlo.

—Miller...

—Hola —respondió al instante.

—¿Por qué no estás aquí? —expresé con tristeza.

—Tengo que cortar, es mejor que no me vuelvas a llamar.

—Lo siento, perdóname... por no poder aceptar tu amor —susurré con melancolía, mientras tenía el teléfono cerca del oído.

No respondió, el me cortó la llamada. La incertidumbre y el remordimiento comenzaron a invadirme. Había dejado escapar a alguien que me valoraba de verdad, era mi culpa por seguir atada al pasado, a las sombras de mi padre y a la culpa que me consumía. Era horrible sentirse perdida en los propios sentimientos y decisiones.

Pero ya era hora, de enfrentar mi pasado y mis miedos. No podía seguir viviendo en la sombra de mi padre, ni permitir que mis inseguridades arruinaran las oportunidades de felicidad que se me presentaban. 

Almas DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora