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Un bebé no estaba en los planes de ningúno de los dos pero para JiMin deshacerse de la diminuta vida en su interior es algo que no quiere hacer. Aunque lamentablemente llego antes de lo planeado y ciertamente no estaba en la mejor situación por...
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ran aproximadamente las diez treinta de la mañana cuando él ya estaba totalmente frustrado, enfadado y cansado. Incluso su lobo estaba de mal humor mostrando sus colmillos y gruñendo sin parar dentro de su mente, llevaba recorriendo los puestos del mercado desde las seis de la mañana y no había tenido nada de suerte por más que preguntaba por un trabajo.
Era el quinto o sexto tal vez, de tan frustrado que ya ni siquiera recordaba con exactitud los locales que había visitado. Dos semanas habían pasado desde su despido y desde ese mismo día se encontraba buscando un nuevo empleo, lastimosamente todos le negaban la oportunidad por el mismo motivo, su embarazo.
JiMin no sabía que estar en cinta fuese un impedimento para limpiar una mesa ¡una mesa! Ya había pedido trabajo en una cafetería, en un local en donde vendían verduras, hasta se había ofrecido a ser la botarga de una tienda de mochis artesanales pero simplemente no conseguía una respuesta positiva por mucho que pusiera ojitos de cachorro a medio morir.
Y es que rayos él claramente podía usar un enorme traje esponjoso de un mochi gigante y saltar de un pie al otro mientras cantaba esa ridícula canción que promocionaba los dulces de la tienda, bueno quizá saltar no pero si que podía mover la colita como el anuncio en vídeo.
Cansado y de mal humor camino hasta la parada de autobuses y se sentó esperando a que el suyo pasará, ya había tenido suficiente mala suerte por ese día y el sol comenzaba a aumentar su calor de modo que lo mejor era volver para esperar hasta la tarde y salir nuevamente. Minutos después cuando lo vio aproximarse algunas cuadras antes busco en los bolsillos de sus jeans su billetera para sacar el efectivo con el que pagaría sin embargo en cuanto la abrió quiso llorar.
No tenía ni un solo won, se había gastado todo en comprar comida y algunos medicamentos que el doctor Kang le hubo recetado pues debido a su recién descubierta anemia debía estar en constante tratamiento si no quería correr demasiados riesgos en su embarazo, de modo que se encontraba tan seco como un desierto.
Con pesar observo como el autobús que lo llevaría cerca de su hogar se alejaba rápidamente perdiéndose entre las calles porque claramente el chófer no iba a aceptar medio paquete de goma de mascar barata como forma de pago, no tenía más opción que caminar de regreso.
Con paso lento y casi melancólico emprendió el largo camino, estaba realmente preocupado, si no conseguía empleo pronto las cosas se pondrían aún más difíciles, ya no le quedaban muchos víveres y eso que basaba sus comidas mayormente en tazones de avena cocida.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero después de muchas paradas a descansar bajo la sombra de algún árbol al fin llegó al principio de las escaleras que conducían a su pequeña casa, sus pies y sus piernas dolían tremendamente sin mencionar que su estómago exigía comida desde varias cuadras antes al igual que su garganta rogaba por una mísera gota de agua.
