Todo [litcko]

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La noche estaba silenciosa, los habitantes tenían las luces de sus casas apagadas, la mayoría se encontraban durmiendo. El único ruido que se podía oír era el de las rápidas pisadas retumbando en el cemento de la vereda, pero duraban pocos segundos ya que los pasos eran muy rápidos,  estaba corriendo tan rápido que sentía que dentro de poco comenzaría a volar. 

Algunos perros ladraban pero cuando algún vecino se fijaba que ocurría, él ya estaba metros por delante. 

Freno de golpe, como si tendría enfrente una muralla que le impediría seguir, aunque delante de él no había absolutamente nada, tan solo arboles que se camuflaban en la oscuridad de la noche. 

El sudor frio bajo por su nuca, su respiración agitada no lo dejaban pensar con claridad, y su corazón latía tan fuerte que parecía que iba a escaparse de su pecho. La adrenalina del momento siquiera lo habían hecho razonar que correr a esa velocidad no era sano para su cuerpo que carecía de ejercicio físico. 

Mientras inhalaba y exhalaba profundamente dio un vistazo alrededor, encontrándose con el vecindario de su mejor amigo Mauro. Entonces se dio cuenta que otra vez inconscientemente había terminado ahí, su lugar de escape, su lugar seguro. 

Los encuentros sorpresa ya no eran tan sorpresa, pues Mauro se dormía todos los días esperando que en una de esas venga Matías, ya era rutina. Todo había comenzado hace un mes, cuando el padre de Ignacio había fallecido luego de pasar por una grave enfermedad; Matías se había quedado a dormir por varias días, terminando llorando por varias noches en el pecho de su amigo. 

Un día mientras Mauro dormía se escucharon tres golpes en la puerta principal, cuando abrió la puerta Matías se le tiro encima mientras lloraba y balbuceaba cosas inentendibles, entonces entendió que estaba completamente borracho. 

Desde ese día termino volviéndose una costumbre, aunque Mauro no sabía que Matías llegaba hasta allá sin la idea de ir a visitarlo, él salía a correr cuando las pesadillas lo interrumpían a mitad del sueño, siempre corría sin rumbo y terminaba cayendo en que no era un sueño cuando estaba frente la casa de su mejor amigo. 

Tres toques en la puerta hicieron a Mauro despertarse y casi sin pensarlo bajar las escaleras para abrir la puerta, él sabia perfectamente que era Matías, es más creía que podía distinguir los toques en su puerta aunque no tengan particularidad. Venia pensando hace mucho tiempo lo mucho que cambiaba su humor, y como se ponía feliz cuando Matías lo despertaba, siendo que cualquier otra persona que interrumpiera su sueño hubiese sido atacada por el menor, odiaba que lo despertaran. Pero con Matías era diferente, estaba seguro que era porque es su mejor amigo, pero tenía siempre una sensación de felicidad cuando lo veía, que no se iba con el paso del tiempo, llevaban años y años de amistad y eso no cambiaba. 

Por el lado de Matías era igual, esperaba con ansias al verlo, y verlo por las noches lo hacia todavía más especial, disfrutaba del trato que le daba Mauro, de como bajaba rápido las escaleras y llegaba con su pelo despeinado y la ropa de dormir. Disfrutaba cuando le hablaba con esa voz de dormido, y como hacia un gran esfuerzo por no dormirse y hablar con el hasta tarde, los dos a una corta distancia, acostados,  hablando casi en susurro. 

Era algo extraño de explicar pero esa noche era diferente, tal vez era la fecha, ese día se cumplía un mes desde que se volvieron mas unidos, un mes sin su padre, pero con Mauro. Y es que no elegiría entre Mauro y su padre, los amaba a los dos, pero si algo bueno podía sacar de todo eso era a Monzón quien fue de los únicos que estuvo todos los días presente a distancia o cara a cara, daba lo mismo, él estaba. 

Pero sabía que había algo más, no era la fecha sino algo que se sentía en el aire, y adentro suyo. La rutina se había repetido ya tantas veces que ni eran contadas, pero esa fue la única que tomaron tan en cuenta, como si hubiese sido el comienzo de algo. 

Abrió la puerta y sus miradas conectaron como nunca habían conectado en su vida, como si buscando algo en sus miradas terminaron por perderse, podría decirse que luego, nunca se encontraron ni volvieron a lo que fueron. Los nervios de antes de tocar la puerta, y en el caso de Mauro, abrirla, desaparecieron por completo, relajando todos sus músculos, sintiéndose seguros. 

Pasaron de manera silenciosa al cuarto de Mauro y comenzaron a hablar, cara a cara y en susurro. 

- ¿Cómo te sentís?- preguntó Mauro, con sus ojos fijos y atentos en él. 

- Es raro, es un proceso que siento que nunca voy a terminar de entender, pero mientras más pasa el tiempo mas se llevarlo. 

- Obvio, es re difícil, es incomprensible e injusto y yo creo que nunca se superan esas perdidas pero las comprendes de diferentes formas depende pasa el tiempo, y te ayudan a cambiar la mente. Yo te veo mejor, enfocate en que estas haciendo lo mejor.- posó la mano en la mejilla del contrario ejerciendo una suave caricia. 

- Gracias Mau.- dijo mientras sonreía y aunque parecía tonto de admitir, sus ojos brillaban. 

- No hay de que, para eso estoy y voy a estar siempre. 

- No, gracias posta, vos sos la única persona que me ayudo en esto, a veces siento que sos lo único que tengo.- inconscientemente se acerco unos centímetros, quedando mucho más cerca del otro. 

- No soy lo único que tenes Mati, tenes amigos y familia que siempre va a estar para vos, la diferencia es que no todos pueden hablar de esto así o capaz vos generaste más confianza para contarme esto a mi. Pero tenes a mucha gente que te quiere. 

- No se si genere más confianza en vos, siento que es distinto, pasa que entre todos yo siempre te elegiría a vos, no solo para hablar de esto, para todo. 

- ¿Qué seria todo para vos?- pregunto Mauro, con un tono de voz casi inaudible. 

- No se, yo te elegiría para compartir todo, el tema es que no se si es un sentimiento correspondido.- paso su mano y la ubico en la nuca de Mauro. 

Mauro cerró la corta distancia que quedaba entre sus labios, uniendolos en un beso lleno de distintas emociones que venían acumulando hace quien sabe cuando. Matías profundizo el beso y su agarre en la nuca del contrario, y el beso solo fue terminado por la falta de aire. 

- Eso fue para aclarar las dudas de si es correspondido o no.- dijo Mauro con un tono provocador. 

- No se si me quedo tan claro, ¿podemos repetir?

Dio una sonrisa sarcástica antes que Mauro se avalanche a sus labios y una larga sesion de besos comience. 




butterfly [one shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora