Capítulo 33
YoonGi no era de esas personas que tenían sexo casual. No era de los que, después de rematar la noche, se vestían y se largaban. Él era de los que se quedaban, los que se atrevían a dormir a tu lado y, con mucha probabilidad, terminaban desayunando contigo por la mañana.
NaSeol lo descubrió tan rápido YoonGi se quitó de encima de ella, la limpió de su propio semen, la acompañó a la ducha y después ambos se acostaron en la cama.
En el tiempo entre que se metieron en la cama y el sueño les venció, YoonGi resultó ser bastante mimoso. Continuó acariciando su cuerpo con asombrosa delicadeza, como quien teme a romper un jarrón antiguo, y llenó su cuello y sus omóplatos de besos mientras la abrazaba. Debía haber algo en el aire, en los vestigios del olor a sexo, que le hiciera comportarse así. Como si estuviera bajo los efectos de alguna droga.
Fue el repiqueteo de la lluvia el que hizo que NaSeol abriera los ojos a la mañana siguiente. Desde la cama se podían ver el ventanal y el exterior. Las nubes eran grises y opacas. A pesar de que eso afectaba a la claridad, estaba claro que era demasiado pronto. No debían ni superar las seis de la mañana, pero ya no estaba cansada.
YoonGi la abrazaba. Su cercanía era tal que no había separación alguna de los cuerpos desde el firme pecho del doctor, que se pegaba a la espalda de NaSeol, hasta sus piernas entrelazadas. Su brazo se afincaba alrededor de su cadera y la palma de su mano se abría para palpar el caliente abdomen de NaSeol por debajo de la sábana. Su respiración era tranquila y silenciosa.
Habían dormido así toda la noche. YoonGi no se había alejado ni un centímetro, y eso causaba una marea de sensaciones dentro de NaSeol. Le gustaba su toque, la transmisión de su calor, sentir su cálida respiración contra ella. Nunca nadie la había abrazado de esa manera: fuerte y posesiva, como si temiera que se fuera a escapar.
NaSeol cerró los ojos para forzarse en un intento de volver a dormirse, deseando que aquel momento durara para siempre. Al recolocarse, YoonGi lo hizo también de forma subconsciente. El abrazo se afianzó y sintió que los labios de YoonGi descansaban sobre la piel de su hombro. El corazón de NaSeol golpeteó con tanta fuerza contra su pecho que sintió que el otro sería capaz de escucharlo.
Se sentía mal sentirse tan bien. Tan protegida. Aquella noche se había sentido indiscutiblemente deseada, como nunca nadie le había demostrado antes. La fiereza en los ojos de YoonGi, su paciencia, la capacidad de cambiar los ritmos y adaptarlos a sus necesidades. Dos orgasmos. No era poco.
YoonGi se había portado tan bien con ella. No solo la había desflorado con devoción, sino que se había dormido a su lado, abrazándola de esa manera. ¿Eran así todos los hombres? ¿O solo él, porque era especial? ¿Habría sido de esta manera con otras mujeres? Pensar eso hizo la que la espina de sus celos pinchara su estómago.
Con valentía, pero con duda, y deseando que el gesto no le despertara, entrelazó sus manos. Las que llevaban la alianza dorada. Después acercó las manos a su pecho y cambió un poco la sujeción del abrazo. YoonGi ni se percató. Diablos, sí que tenía un sueño pesado.
Era la primera vez que YoonGi la abrazaba de esa manera. Ahora estaban desnudos, y anoche se había entregado completamente a él. No podía dejar de pensar en ello. «Mi amor». ¿Realmente la había llamado así?
Sus mejillas empezaron a tornarse rojas. Aún podía sentir el reguero de besos por su pecho y sus manos controlando sus caderas. Le había visto perder la noción en esos suspiros, en los gemidos, en sus ojos apretados con fuerza y su ceño fruncido. Era la primera ocasión en la que un hombre había estado a su merced, bajo su hechizo. Y se había sentido increíblemente bien.
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The Closest Friend » Yoongi
Fanfiction❝Casi toda vida he estado enamorada de la misma persona, pero eso no significa que lo estaré el resto de ella❞ Oh, el amor no correspondido..., ¿trágico, a que sí? Duele, apena y te hace suspirar en búsqueda de algo que nunca jamás llegará. Pero est...