Capítulo 1

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Capítulo 1



Si alguien le hubiera dicho a NaSeol que se iría a la luna de miel de unos amigos a la Polinesia Francesa y regresaría comprometida con un completo desconocido, pensaría que estaba chiflada. ¿Y si mejor le echaba la culpa a alcohol de más que se había bebido antes de que YoonGi le pidiera matrimonio? Esos daiquiris de fresa habían sido un viaje multidimensional.

Había dicho «sí» por eso. Sí. Porque iba borracha. Y viendo que, un día después, todavía no había aclarado nada de su nueva situación, debía seguir estándolo.

Si se paraba más de dos segundos a analizar a la persona que se sentaba a su lado ahora mismo, se daría cuenta de que no lo conocía en absoluto. Es decir, ¿qué tanto se podía conocer a una persona en diez días? Lo único que sabía de él era que se llamaba Min YoonGi, tenía treinta y tres años y, curiosamente (e irónicamente), era neurólogo en el mismo hospital donde ella había entrado a trabajar hacía unos meses.

El tipo era especialista en enfermedades y trastornos que afectaban al cerebro cuando era su propio cerebro el que funcionaba terriblemente mal. Aparte de eso, obviamente estaba al tanto de que era el mejor amigo de InJae.

Pero nada más. Finito.

Y ahora que estaban metidos en este enrevesado lío, NaSeol supuso que no estaría nada mal conocerlo un poco más. Por ejemplo, aprender cuál era su color favorito o qué colonia usaba (porque olía genial, de hecho). Pero antes de estar esperando la escala en el aeropuerto de Hong Kong, se dio cuenta de que Min YoonGi hablaba menos que un mimo parisino. Fue súper incómodo. Cuatro largas horas de sufrimiento silencioso.

Con los dedos de la mano podía contar las veces en las que se habían dirigido la palabra durante el vuelo. Solo lo habían hecho para intercambiar los platos precocinados de la comida mediocre que les habían servido y para que YoonGi la dejara salir para ir al baño.

Aburrida, NaSeol se había estado refugiando en las revistas de productos a bordo, en la pantalla incorporada en el asiento delantero para ver alguna película subtitulada en chino e incluso en la cartulina plastificada de las instrucciones en caso de emergencia, lo que le recordó que ella misma estaba en medio de una emergencia. No requería chaleco salvavidas ni saltar por un tobogán hinchable, pero seguía siendo una emergencia.

No podía ser la única que pensaba que debían hablar de eso, ¿verdad?

—Bueno. Se acabó. Creo que ya llevamos en silencio el tiempo suficiente —rompió el hielo ella, encarando su cuerpo al de YoonGi. Él levantó la mirada de su novela y enarcó una ceja, observándola como si hubiera perturbado su sagrado momento de lectura. O como si le estuviera hablando una loca extraña—. No sé tú, pero a mí me parece que esta situación merece, como mínimo, una charla de cinco minutitos.

YoonGi bajó la vista a su reloj de pulsera.

—Que sean tres.

NaSeol suspiró.

—Tenemos que pensar en lo que pasará ahora. —Por lo menos tenía la certeza de que YoonGi le estaba prestando atención—. Me has... pedido matrimonio. Y le has dicho a Joon e InJae que tú y yo... pues eso. Que nos queremos, y que llevamos saliendo un tiempo a escondidas. Reconozco que ha sido inteligente eso de decirles que nos hemos conocido en el hospital y que hemos mantenido la relación en secreto, pero somos completos extraños. Ni siquiera sé cuál es tu color favorito.

The Closest Friend » YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora