Capítulo 16

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Capítulo 16



YoonGi zarandeaba a NaSeol con tanta fuerza y tanta histeria que lo mínimo que se imaginó la chica era que habían dado el código rojo nacional y, una de dos, o estaba acabándose el mundo por la inminente colisión de un gigantesco meteorito o los del norte les habían declarado la guerra.

Abrió los ojos y se incorporó de inmediato. El estómago le dio tal revolcón que sintió las náuseas atizando su garganta. Le dolía la cabeza y sentía los oídos aún taponados por la música a todo volumen. Qué resaca llevaba encima. No se había visto en una así en la vida. El mundo daba piruetas y saltos, carreras y espirales, como una animadora de instituto.

Para cuando quiso enfocar la vista, que no por ello la consciencia, ya se vio cogida en volandas por YoonGi, Dos segundos después la tiró sobre la cama. La falda del vestido se confundía con las sábanas blancas. Le dijo algo de que se metiera en la cama, se tapara y se hiciera algo así como la dormida. No lo entendió muy bien, pero obedeció. YoonGi se metió en la cama a su lado.

Al segundo, apareció por el pasillo de la habitación uno de los trabajadores del albergue empujando un perchero burro del que colgaba un corto vestido verde claro. Cuando lo dejó en mitad de la habitación, se despidió con una breve reverencia y salió tan rápido como había entrado.

Detrás de él estaba YoonJeong.

—¡Feliz primer día de casados! —saludó, demasiado alto para el dolor de cabeza. Luego añadió con tono jocoso—: ¿Interrumpo algo?

—Sí, nuestras horas de dormir. Te recuerdo que nos acostamos hace... —Observó su reloj— tres horas.

—¿NaSeol sigue dormida?

Ella seguía con los ojos cerrados, sin actuar tanto como ella creía. Lo cierto era que se estaba volviendo a quedar dormida de verdad.

Vaya..., la cama sí que era cómoda, no como esa dichosa chaise longue que le había dejado la espalda desconfigurada en ocho partes. No se acordaba ni cómo había terminado durmiendo ahí a pierna suelta, ni del momento en el que ella y YoonGi se metieron en el mismo cuarto... 

Había bebido demasiado...

—Es de sueño profundo —indicó YoonGi sin mucho detalle—. Madre, ¿para qué has venido?

—Está muy guapa cuando duerme, ¿no te parece? —NaSeol sintió que el colchón se hundía en la zona de los pies, justo donde YoonJeong se había sentado.

YoonGi giró para mirarla. Ojeras prominentes, el pelo hecho un desastre, con florecillas por aquí y por allá en su enredo y se le veían las legañas negras por la máscara de pestañas. No estaba precisamente guapa, o al menos no lo que él entendía por estarlo.

Suspiró y se alzó de hombros. Él también estaba demasiado cansado como para aguantar a su madre.

—Estaba preciosa en el altar —continuó diciendo—. Estoy tan contenta de que la hayas encontrado...

—Apenas la conoces —repuso él—, pero me alegro.

YoonJeong le agarró la mano a su hijo y le acarició el dorso con el pulgar.

—Es cierto que no la conozco de mucho, pero... parece buena chica. Alguien que sí te merece. No te ha quitado el ojo de encima en toda la noche. —YoonGi enarcó una ceja—. En serio. Créeme. Sabes que soy muy observadora.

—O muy metomentodo. Depende de por dónde lo mires.

YoonJeong chasqueó la lengua.

—Ha sido precioso veros reír y bailar, cortar la tarta... No has dejado de sonreír en toda la fiesta.

The Closest Friend » YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora