Prólogo
A YoonGi se le fue la olla en el momento exacto que InJae, su mejor amiga y el amor de su vida, le dijo que se casaría con NamJoon, un tipo al que apenas conocía y al que él, personalmente, odiaba.
Bueno, no lo odiaba, no era un mal tipo, así que definitivamente no se le había pasado por la cabeza arrojarlo por algún precipicio de un kilómetro de profundidad. La razón por la que YoonGi odiaba a NamJoon era por lo perfecto que era: alto, educado, encantador e inteligente. Escribía poesía en sus tiempos libres, nunca se le morían las plantas, escuchaba música de todas las épocas y encima tenía un sentido del humor que arrancaba carcajadas a niños y a adultos. Y encima era guapo, el muy sinvergüenza.
Así que... ¡Dios! Sí, lo odiaba, porque era absolutamente el tipo de InJae, porque podría ser incluso su tipo si tan solo le gustaran los hombres.
Por eso, en cuanto conoció a NamJoon hacía unos meses, supo que las probabilidades de que su mejor amiga lo viera a él, a Min YoonGi, como algo más que a su mejor amigo, se habían reducido a cero.
Mejor dicho, a números negativos. A cero estaba desde el inicio.
Aunque, a lo mejor, no habría sido así si hubiera tenido el valor de confesar sus sentimientos antes, en algún punto intermedio de su amistad, cuando InJae aún estaba soltera.
Pero no se acaba hasta que se acaba, ¿cierto?
Resulta que la vida trata a algunos igual de mal que a YoonGi, y cuando este se enteró de que Oh NaSeol, la mejor amiga de NamJoon, también había sufrido la mala suerte de caer perdidamente enamorada de la última persona que se fijaría en ella, YoonGi fue iluminado con un plan.
Uno muy malo y desesperado, que NaSeol aceptó seguir solo porque ella estaba igual de desesperada y porque tampoco toleraba ver al hombre de su vida besar a otra mujer.
Lamentablemente, el plan fracasó colosalmente.
Haber fingido ser la pareja de la temporada frente a sus mejores amigos durante su luna de miel en Tahití no dio frutos: NamJoon no tuvo un esclarecimiento sobre NaSeol —siendo la única merecedora de su amor— e InJae no despertó una mañana segura de que el hombre con el que debía casarse era YoonGi.
Los falsos amantes estaban enfermos de decepción, celos y rabia.
NaSeol se rindió y, a través de su dolor, intentó resignarse a que NamJoon ya había tomado su decisión, y nada que ella pudiera hacer o decir lo haría dejar a su esposa.
Pero YoonGi no se vio capaz. Ni de aceptarlo ni de mantener la cordura.
Porque, ¿qué hombre en su sano juicio le pide matrimonio a una chica que conoció hace diez días? Con ni más ni menos que una caracola como anillo a falta de uno.
Como si el fuerte sol le hubiera derretido la capacidad de actuar razonablemente, estaba ahí, confesando en un sentido discurso sus (falsos) sentimientos a su (falsa) novia de la que (falsamente) estaba insensatamente enamorado.
Con una rodilla clavada en la tibia arena y el sol escondiéndose entre las olas del mar, YoonGi miraba a NaSeol con expectación.
«Vamos... Responde... Responde de una maldita vez.»
Pero es que ella no sabía qué diablos estaba pasando. Nada de eso era parte de su plan Anti Luna de Miel para separar a sus amigos.
Nerviosa, NaSeol miró a la caracola. Luego a YoonGi. De nuevo a la caracola.
La última vez que un chico se le había propuesto de esta forma tan «romántica» fue en cuarto de primaria, cuando ese chico de nariz mocosa arrancó unas flores del parque y le dijo que era la niña más guapa de todo el cole. NaSeol le rechazó, no porque tenía mocos, sino porque ya desde entonces estaba loca por NamJoon.
«NamJoon. Oh, Dios, NamJoon nos está mirando.»
A YoonGi ya le empezaba a doler la rodilla. Sus ojos estaban más abiertos de lo normal y se conectaban directamente con los de NaSeol en un gesto desesperado.
Sabía que se había dejado llevar por sus impulsos. Su cerebro había ignorado por completo la pirámide de la lógica solo para irse en picado hacia el pozo de la estupidez. Ni siquiera le había comentado a su aliada sobre ese pequeño (gran) giro de los acontecimientos, así que entendía que ella solo estuviera ahí, plantada como un geranio y pálida como un fantasma.
Pero YoonGi necesitaba que respondiera.
Ya mismo.
«Di algo, venga... Nos están mirando...»
Finalmente, NaSeol expulsó una risa nerviosa que le salió sola, se encogió tímidamente de hombros y sonrió como si YoonGi hubiera convertido ese atardecer en el mejor día de su vida.
Tomó la caracola, intentando no pensar en la posibilidad de que algún cangrejillo asomara la cabeza y le pinchara la mano, y asintió con la cabeza numerosas veces, sus ojos brillando con falsas lágrimas de felicidad.
—¡Sí, quiero casarme contigo! —se fundió en un cariñoso abrazo con él, que se sintió extraño aun si estos últimos días hubiera estado pegada a él casi las veinticuatro horas del día, y al oído le susurró—: Espero que sepas lo que estás haciendo.
No.
YoonGi no tenía ni la más remota idea de lo que estaba haciendo.
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The Closest Friend » Yoongi
Fanfiction❝Casi toda vida he estado enamorada de la misma persona, pero eso no significa que lo estaré el resto de ella❞ Oh, el amor no correspondido..., ¿trágico, a que sí? Duele, apena y te hace suspirar en búsqueda de algo que nunca jamás llegará. Pero est...