The Closest Friend » Yoongi

Capítulo 25

Capítulo 25

Era su primera cita. Y no solo la primera cita con YoonGi, sino la primera cita que tenía en sus mediocres veintitrés años de existencia. Solo ese hecho hacía que sus movimientos, sus palabras e incluso su parpadeo fueran premeditados. No quería hacer el ridículo. ¿Y por qué? No tenía ni idea. Ya había estado miles de veces a solas con YoonGi. Ya habían comido varios miércoles juntos, a solas, y también en casa.

Pero es que ahora... Ahora era una cita. Una cita con el médico, no para ir al médico.

—No puedes comerte todo eso. Es... fisiológicamente imposible. —NaSeol tenía una ceja enarcada cuando el camarero les quitó los menús—. Pizza napolitana, cuatro quesos, de pepperoni y carbonara. Mides uno sesenta, como mucho. No puedes meterte cuatro pizzas en el estómago.

—Uy, que no —dijo NaSeol confiada—. Ya lo verás. No deberías de dudar de lo que puede abarcar el estómago de una chica que está en sus días. Y me comería lo que te sobre de la tuya de no haberla pedido barbacoa.

—¿Qué tiene de malo la barbacoa? —Entornó los ojos.

—Que está asquerosa. Podrías haber pedido cualquier otra.

—No iba a pedir otra cosa a sabiendas de que podrías meter tu zarpa en mi comida. ¿Te estás aprovechando porque sabes que voy a pagar yo? —Se dejó caer sobre el respaldo de esa incómoda silla de madera, que chirrió con el movimiento—. Me decepcionas, NaSeol.

—Estoy bastante convencida de que me has traído al italiano más barato de toda Seúl —picó la otra, con media sonrisa.

—¿De qué me acusas? Has sido tú la que quería entrar aquí.

—Porque me estaba muriendo de hambre. Un poquito de por favor. —Se cruzó de brazos. Eso hizo que un pequeño escote apareciera en la uve de su vestido. YoonGi posó la mirada una milésima de segundo, y la apartó a la velocidad de la luz con un carraspeo—. Pero tengo fe en que estarán deliciosas esas pizzas.

—¿Seguro? El restaurante está vacío.

Vacío del todo. El único camarero estaba fuera fumándose su segundo cigarrillo desde que se habían sentado. Solo había entrado un segundo para atenderles y hacer llegar la comanda a cocina.

—El bar de ayer era mil veces peor y estaba hasta la bandera. —YoonGi no dijo nada, así que lo tomó como que ella tenía razón—. ¿No te han escrito tus amigos?

—No, ¿por qué lo harían?

—Para saber dónde estás, si es que te has muerto, si te pasarás luego por el bar...

—MoonHee sabe que estoy contigo. No necesitan más explicaciones. Lo que piensen que estoy haciendo contigo..., bueno, de eso ya no me responsabilizo. Después de esta cena, tengo pensando tomar el postre.

NaSeol solo había necesitado veinticuatro horas en el radar de MoonHee para empezar a pensar las mismas cochinadas que ella. Eliminó todo deseo calenturiento de chica con la libido disparada por culpa de la regla. 

—¿Helado?

—Por ejemplo.

—¿De vainilla?

YoonGi puso cara de asco.

—¿A quién le gusta los helados de vainilla?

—Pues a mí. Están riquísimos.

—Lo que tú digas. Tarta, entonces.