Capítulo 17

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Capítulo 17



Acompañar a YoonGi a la habitación para que se diera una ducha y se cambiara de muda al final no había resultado tan difícil. Los Min estaban demasiado concentrados en el desayuno, así que nadie les vio escabullirse escaleras arriba en dirección a la suite que ocupaban.

Mientras el moreno se enjabonaba con agua muy fría, NaSeol se sentó en la cama y pasó su uña, suave por el esmalte, por sus labios.

No dejaba de darle vueltas a lo ocurrido. No sabía si sentirse avergonzada o satisfecha. Le había gustado la sensación, el hecho de saber que tenía el control sobre los deseos carnales de YoonGi, pero a la vez había sido... y en público y... y con toda la gente y...

—¿Estás bien?

YoonGi estaba parado en mitad de la suite, con una toalla cubriendo la mitad inferior de su cuerpo. Tenía un cuerpo visiblemente ejercitado, músculos que no estaban exageradamente marcados, pero que se notaba que estaban ahí.

A lo mejor tenía una mancuerna en casa y levantaba pesas mientras se preparaba para ir al hospital, y seguro que también hacía una serie de cien flexiones y cien abdominales para no sentirse culpable por la bollería industrial y los cafés con cuatro terrones de azúcar que se metía cada día. En serio, debería de mirarse lo de la diabetes.

Pero, en definitiva, a pesar de que se le definían puntos muy concretos de su torso y abdomen, no daba la sensación de que fuera como estos gymbros cruasán (dicho sea del hombre cuyos músculos con esteroides y desagradables venas le hacen parecer un cruasán) que se pasan vida y media en el gimnasio, calculando cuándo les mide el bíceps y cuánto más su rabo.

Era más de los tipos que publicaban en Instagram una foto en una cafetería con una selecta variedad de tarta de fresa, zanahoria y chocolate, y no los que publicaban repeticiones de 150kg en la press banca.

Luego del escaneo, se acordó de responderle.

—Sí, bien.

—Bien, de acuerdo.

—De acuerdo.

Se quedaron un tiempo en silencio hasta que YoonGi se movió hacia la pequeña bolsa que había traído.

—Voy a ponerme algo limpio.

—Quieres eh... ¿quieres que me vaya de la habitación mientras te cambias? —Se rascó la cabeza con gesto inquieto.

Él se dio la vuelta con una muda de ropa interior y unos nuevos pantalones.

—No hace falta. Es decir, si quieres irte, está bien, pero a mí no me molesta.

Vale, entonces, ¿qué hacía? ¿Se iba o se quedaba?

Al final se quedó, porque YoonGi fue a cambiarse al cuarto de baño.

Claro, qué estúpida. ¿Creía de verdad que se pondría ahí en pelotas, en mitad de la suite, cuando sus ojos de cervatillo estaban haciendo un estudio intenso de anatomía para asegurarse que aún se acordaba de lo estudiado en la escuela de enfermería?

Si es que no se podía ser más tonta. Se estaba comportando como pez fuera del agua, como pato fuera del estanque, como astronauta en la Tierra. Como si la pusieras a ver El despertar de la fuerza sin antes haber visto El imperio contraataca. (Partiendo de la base que no se ha visto una peli de Star Trek en su vida.)

The Closest Friend » YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora