Capítulo 23

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Capítulo 23


La verdad era que nadie la había avisado de que la conferencia inaugural iba a durar tres larguísimas horas y sin descansos. Asimismo, YoonGi tampoco había tenido la decencia de informarla de que, en realidad, Kim MoonHee era una de los cinco ponentes principales que hablarían. ¿Lo bueno? Que ella había hablado la primera, y que por tanto había tenido los cinco sentidos puestos en su discurso. ¿Lo malo? Que su aburrimiento y su sueño iban creciendo con los otros cuatro ponentes.

Se estaba durmiendo en el término más literal de la palabra. Por más que intentara prestar atención, no comprendía muchos de los términos; el vocabulario era especializado incluso para ella y estaba demasiado dispersa. Tampoco ayudaban las luces apagadas y las voces monótonas de los oradores, los cuales a veces sonaban tan bajitos que se escuchaban más altos el ronroneo del aire acondicionado, las toses de los presentes y algún que otro estornudo.

Los ojos se le cerraban.

Lenta, muy lentamente.

—Es impresionante, ¿verdad? —musitó YoonGi, haciéndola abrir los ojos de inmediato. Leyó la diapositiva de PowerPoint proyectada. «Hemorragia subaracnoidea aneurismática». Tuvo que leerlo más de una vez para asegurarse de que no le había dado un ictus cerebral. Era la cosa más difícil de leer que había visto nunca—. Admiro mucho el trabajo del doctor Go. ¿Sabías que trabajó durante un tiempo en el Tyeongnam? Pero se marchó antes incluso de que yo entrara. Dios, me habría encantado trabajar con él en el mismo departamento. Iré a esa charla mañana por la mañana.

—Suena... interesantísima.

—¿Verdad que sí?

NaSeol se reclinó un poco más en la butaca. Era comodísima. Como estar sobre una nube esponjosita. Los parpados volvían a pesarle como si fueran sacos de patatas. Dormir, soñar con los angelitos, sentir que flotaba...

Una fortísima ronda de aplausos hizo que su corazón se saltara un latido y de inmediato se pusiera a aplaudir.

Después de la hemorragia subarácnida asmática vinieron más presentaciones. Estaban informando de todas las charlas y seminarios que tendrían lugar. Incluso atisbó de reojo que YoonGi anotaba algunas cosas en una pequeña libreta de anillas que había estado guardando todo el tiempo. Estaba fascinado. Feliz. En su salsa.

Por muy interesante y espectacular que fuera un tal doctor Graham Novikov, NaSeol no escuchó ni una sola palabra de lo que dijo, en cierta parte porque era malísima con el inglés y tener que escuchar a un tipo hablando inglés con acento ruso le pareció lo mismo que estar descifrando un galimatías. Así que se dejó caer más y más en el sueño, hasta que terminó por quedarse dormida.


·


Unos golpecitos en el hombro la despertaron. Abrió los ojos despacio, frunciendo el ceño por la molestia de las potentes luces encendidas, solo para darse cuenta de tres cosas: (1) que tenía delante de ella a la doctora Kim MoonHee, con una sonrisa burlona en la cara, (2) que por tanto la conferencia inaugural había llegado —gracias a Dios— a su fin y (3) que se había quedado dormida sobre el hombro de YoonGi.

De esas tres cosas, la que más la alteró fue la tercera.

Se levantó como alma que lleva el diablo y trató de recomponerse. Se pasó el dorso de la mano por la comisura de su boca —«Mierda. Mierda, mierda, he babeado»— y se levantó de la butaca. Estaba tratando de regresar a sus sentidos cuando la doctora Kim le tendió la mano. Fue un apretón fuerte, profesional, digna de la directora de la Sociedad Coreana de Neurología.

The Closest Friend » YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora