"Love Is a Battlefield" [Historia con Billy Hargrove]

Cap 44 - "Si a la cita"

>>> Tn

La orden de restricción había entrado en vigor aquella misma tarde, se le notificaría a Henry y a sus padres de esa decisión y una parte de mí, se sentía más tranquila. Esa mañana, decidí no ir a clases, argumentando que ni Steve ni Eddie podrían llevarme, mis padres acceden a regañadientes, no les gustaba que faltara a clases; si ellos supieran que había faltado a infinidad de ellas, seguro me castigaba de por vida.

Terminó de desayunar y le miento a mi madre, para poder ir mi habitación y así poder escapar por la ventana e ir a ver a Billy. Sabía que estaba en casa, porque su auto estaba ahí. Neil se había ido a trabajar y Susan salió con Max rumbo a la preparatoria, así que estaba solo.

Camino con rapidez, no por temor a encontrarme con Henry, más bien, porque deseaba no ser descubierta por mi madre o Steve. Al llegar tocó la puerta y espero unos minutos hasta que por fin me abre.

—Hola, hola guapo — susurro con una sonrisa, Billy esta sudoroso parecía que estaba haciendo ejercicio y vaya que me encantaba como lucia, me obligó a no mirar más allá de su rostro.

—Hola, nena — me sonrío y yo morí en ese instante. —No deberías estar en clase.

—Debería, pero vine a traerte algo

Saco de mi bolso un cardigan, no era de Billy, pero recordé que él se acercó a mí con la excusa de entregarme la cazadora y decidí que sería una buena idea, él pareció captar la indirecta ya que comenzó a reír.

—Vas a invitarme a pasar o me dejarás aquí— Billy se hace a un lado para dejarme pasar, veo las pesas, una cerveza de lata abierta y en el reproductor suena Metallica.

—Estabas haciendo ejercicio, eso es bueno para la salud — comentó, estaba nerviosa.

—Deberías entrenar conmigo— propone, colocándose detrás de mi, puedo sentir su respiración en la nuca.

—Lo voy a pensar

—Hablando de pensar, ¿ya tienes la respuesta a mi propuesta? — pregunta, su mano se aferra a mi brazo.

—Si, ya tengo una repuesta— me volteo, quedando frente a él, a escasos centímetros de esa boca que tanto anhelaba besar y trató de controlarme para no hacerlo.

— y bien— Billy insiste

—Tendremos una cita, así que sorpréndeme— digo con una sonrisa

—Ten por seguro que lo haré, nena— respondió, esbozando una sonrisa ladina

—¿Cuándo saldremos?

—Mañana mismo, así que no hagas planes

—Bien, en ese caso— doy un paso hacia atrás. —Nos vemos mañana

—No puedes irte— dijo acercándose a mí. —ya interrumpiste mi rutina, así que debes hacerme compañía—agregó

—Ya que insistes, me quedaré — respondo entre risas.

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Después de tanto insistir, convenzo a Billy de que continúe su rutina de ejercicio. Verlo entrenar era uno de mis tantos deseos que tenía para con Billy. Si, soy un poco pervertida.

—¿Qué? — pregunto Billy, ya que al parecer me había comentado algo y yo estaba ocupada, babeando.

—Me distraje— respondo — es que luces tan sexy que me dan ganas de besarte —confieso, encogiéndome de hombres

—Solo hazlo, yo no tengo problema— dejo la pesa en su sitio, para sentarse y poder mirarme

—Puedo esperar a nuestra cita— miento

—Pues yo no, ahora quiero ese beso

—Lo siento, tendrás que esperar a mañana — le provocó, lanzándole un beso al aire, Billy mueve la cabeza sonriendo.

—Cambiemos la cita para hoy, ¿Qué dices?

—No, debo irme, pero antes...

Me levanto del sofá, acercándome a Billy, él me observa, esboza una sonrisa porque sabe lo que estoy a punto de hacer. Mis labios quedan a poca distancia de los suyos.

—Gracias por lo que hiciste por mí— susurro

Mis ojos lo observan con fijeza y ya no puedo resistir más la sensación y lo beso. Fue un beso corto, lento y lleno de tantas emociones.

—Me voy— susurro en cuento mis labios se separan de los suyos — Nos vemos mañana, sexy

>>> Billy

Mi nena está de regreso, había extrañado aquel flirteo que solíamos hacer. Al igual que ella, yo también tenía ganas de besarla y antes de que se alejaran hacia la puerta, me adelantó, bloqueándole el paso.

—Ya me agradeciste y está es mi manera de aceptarlas— respondo

Sostengo a Tn de la cintura, paso la yema de mis dedos por su suave mejilla y nuevamente, estampó mis labios con los suyos. Quería morderlo, pero aún no sanaban las heridas que él idiota de Henry le había provocado en sus dulces labios. Así que la beso, suavemente, no había prisa.