Capítulo 3

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Venezio

Brianna desplegó a mí cientos de fotos, entre ellas, Astraea. Miré a los ojos de la rubia, estaba haciendo mi mayor esfuerzo para mantener la calma a pesar de que precisamente paciencia yo no tenía.

—No te pedí esto, Brianna.

—Ya sé —Contestó obvia —. Pero yo quería...

La interrumpí.

—No me importa que querías, lo que necesito es que organices las reuniones y sigas postergando la de mi padre. Invéntate algo.

Me di la vuelta, dando por finalizada la conversación. Estaba apoyado en el respaldar de mi silla, observando el ventanal de mi oficina. Aún estaba repitiendo en mi cabeza la escena de la noche anterior. ¿Habían mostrado esa pureza las actrices que habían audicionado? Estaba seguro que ninguna se asemejaba a ella.

—Tienes una reunión en quince minutos, Maverick ya está esperando.

Asentí, Brianna se retiró de mi oficina y aproveché esos instantes de soledad para agarrar la foto de Astraea.

Aburrida e infantil. Seguramente no había visto un pene en su vida, menos debe haber experimentado el sexo o siquiera un orgasmo por su propio mérito y ahí estaba, suplicándome el papel de una joven que experimentaba el deseo y haría lo imposible para satisfacerlo.

Estaba ella sonriendo, pude distinguir un hoyuelo que en persona no había visto. La fila de pecas que se concentraba en su nariz respingona y seguía en sus mejillas sutilmente. La piel pálida, en tonos rosas que posiblemente se tiña de rojo al mínimo tacto y ese cabello largo y colorado que le daba gracia a su imagen.

Suspiré y la dejé de lado. No sabía qué estaba haciendo al considerarla, revolucionaría todo. La prensa se volvería loca, quizá hasta me culpen de depravador por tener una actriz infantil trabajando ahora en una película de adultos.

Minutos después ya estaba caminando hasta la sala de juntas. Debía despejar la cabeza de decisiones estúpidas y una de esas tiene cara y nombre, y creo que precisamente la estúpida decisión la tomó ella al buscarme a mí.

—Buen día, disculpen la demora.

Pasé la palma de mi mano por las solapas de mi traje, quitando alguna arruga que de seguro no existía y tomé asiento en la punta de la mesa. Respondieron a mi saludo, había cinco personas sentadas. Entre ellas, Maverick, mi mananger, Christian y Louisa, socios de una productora importante a la cual estaba cediendo parte de mi film, acompañados de un secretario y mi mejor amiga, Amanda, como mi abogada a un lado de mi asiento. No tenía una productora trabajando conmigo por falta de dinero, si no porque era un área en el que no me desenvolvía de la forma que quisiera. Yo dirigía.

—Venezio —Christian empezó, abrió una carpeta —. ¿Has decidido el cast ya?

Mierda.

—Nos has dicho que ayer era el máximo, nos estamos atrasando con el lanzamiento —Louisa intervino.

—Estoy en una decisión final con un protagonista y las opciones que tengo en manos —Expliqué —. Tengo los intérpretes de los demás personajes, les pasé el listado, no obstante, estoy transitando dudas con respecto a quienes interpretaran a Melissa. Prometo hoy, más tardar a medianoche, entregar el listado completo.

—Teníamos programado comenzar la grabación en tres semanas, pero a raíz de no tener todo como deberíamos estamos atrasando también la promoción. El lunes de esta misma semana Veronica Jones anunció la próxima llegada de un film extravagante que competirá directo con el tuyo, Venezio.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora