Capítulo 15

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Tres mil palabras de puro sexo para prepararlas para lo que se viene así que espero sus votos y comentarios, me alegran un montón. Gracias <3

Venezio

—Pero déjame verte completamente desnuda.

—¿Uhm?

Observé sus cejas curvarse al centro con confusión, aunque su mirada brillosa permanecía expectante a mi accionar. No podía pasar por alto cómo remojaba una y otra vez sus labios al mismo tiempo que buscaba mantenerse neutra, pero su respiración incrementaba y ni siquiera había empezado a tocarla.

—Que quiero verte desnuda —Repetí más lento —. Sin nada encima.

Me paré para enfrentarla, ella mantuvo la posición. Me incliné a su boca, y a pesar de sentir un deseo innegable de besarla para que dejase de estar chupándose los labios, me detuve a medio camino. Sus ojos se cerraron, esperaba mi beso.

—Yo también te pedí que te desnudaras y no lo hiciste.

—Nunca lo pediste —Contesté.

Ella ladeó su cabeza, permanecíamos cercanos igual. Podía sentir su respiración agitada, sus manos se aferraron al borde del tocador cuando me incliné más a ella, pegando mi pecho contra el suyo.

—No como tal, pero lo insinué y me frenaste —Susurró, apenas podía distinguir su baja voz.

—Pídemelo.

El susurro contra su oído hizo erizar sus vellos y pude sentirlo bajo mi tacto. No sé en qué momento sus manos traviesas se guiaron a mi torso en un intento torpe de abrirme la camisa, pero sé que los botones parecían ser una batalla dura para ella.

—De nada te sirve desnudarme si no harás conmigo nada —Presioné su mano contra mi abdomen, deteniendo el movimiento —. Soy yo el que se arrodillará para chupar tu coño, Astra, pero si quieres verme desnudo, adelante.

Soltó una pequeña risa, podía distinguir ciertos nervios. Alcé mis manos en son de paz, dándole lugar a que tome la decisión que quisiera y es que por eso estaba aquí, haciendo esto; no había más interés en ambos que en sacar nuestro propio beneficio, ella interpretaría tan bien como yo le enseñaría y ella sacaría de mí el beneficio de la experiencia. No había otro motivo por el cual estuviera a punto de darle su mejor oral o a nada de dejarme desnudar.

—Es más, te dejaré elegir cómo quieras que te chupe.

—Oh, por Dios. Deja de decirlo así...

Ocultó su rostro en mi pecho, pero no la dejé esconderse de la pena que sentía por mucho. La separé sujetándola por sus mejillas.

—Entiende que es así —Tomé sus manos y las guie a los últimos botones de la camisa —, es mucho más divertido cuando dejas de sentir vergüenza con el sexo.

—No tengo vergüenza de eso —Murmuró tímida, deslizó por mis hombros la tela de la camisa —, solo eres muy directo...

—Que mojigata eres —Burlé, ella golpeó mi pecho desnudo.

Deshice con facilidad la corbata que llevaba puesta, disfruté de su mirada puesta en mi cuerpo y cómo observaba sin pudor cada zona. Incluso, sus dedos se pasearon por mis pectorales, para luego deslizarlos por los abdominales. Había un tinte adorable en sus mejillas que me recordaba con quién estaba y es que la diferencia con Zaira o incluso con cualquiera de mis anteriores parejas sexuales era demasiado. Quizá porque ella no era una pareja sexual o al menos no como las demás.

No sé en qué momento se liberó del escándalo que le implicaba que sea directo en cuánto al sexo, pero sé que de repente su recorrido por mi cuerpo no frenó hasta la altura de mi entrepierna y darme cuenta de eso me sobresaltó.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora