Capítulo 36

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Venezio

El Desafío en la mirada azulada de Astraea me tiene furioso, siento los vellos de mi piel erizados y estoy seguro que no hace calor, pero yo lo tengo y demasiado.

Arremango mi camisa, arrastrando la manga por el bíceps en un intento en vano porque no sube más. Están todos en la espera de mi aprobación para comenzar, pero yo necesito de Brianna antes de hacerlo.

—¿Señor? —David me habla en susurros —, el señor Logan no puede retirarse. La prensa pone en riesgo su seguridad.

Tiene que ser una puta broma.

—¿Y que me viste cara de que me interese lo que le pase a ese desdeñable?

David pasa saliva, con una notoria incomodidad. No sabe qué hacer, así que me inclino lo suficiente como para observar que en la puerta se encuentra parado el despreciable ese hablando por teléfono como si estuviera asustado. Pobre inútil, qué se piensa que le pasaría si se mete con un famoso.

—¿Y ese alboroto ahí afuera? —Brianna se adentra al set y me extiende el pedido —. Uh, que cara de amargado que tienes e igual no sé por qué me sorprende si la tienes desde que te conozco. No sabes lo guapo que era el caf-...

—Silénciate un segundo.

—Señor, que hago con Logan. No puede salir...

—¡Qué me importa si la prensa se lo secuestra, tírenlo a la calle no lo sé!

—No seas imbécil —La rubia rueda los ojos —, si lo largas así dirá cualquier cosa a la prensa. David, dile que venga aquí por el momento y que yo ya le conseguiré un chofer para que se lo lleve.

Ruedo los ojos. Pensar en Logan observando las grabaciones me enfurecía aún más, estaba preso de celos que quiera o no debía admitir y era mi culpa después de todo.

El corazón me late desbordado, intento controlarme llevando un cigarro a mi boca, el cual prendo con rapidez.

—En posición —Pido tras soltar el humo. Cruzo mirada con la colorada, que poco le dura su papel de mojigata porque no me la sostiene ni medio segundo.

Logan camina por el set con cierto atisbo de inseguridad, por supuesto. Los nervios me tienen tenso, los celos me suben la temperatura y estoy jodidamente furioso, pero no abandono la postura dominante porque yo mando, yo soy quién dirige y yo soy el director. Acatan y obedecen. Ella acata y obedece, y él se silencia para verla hacerme caso.

David da inicio a las grabaciones.

Astraea se cierne sobre el regazo de Lucyan, uniéndose en un beso apasionado que más que apasionado es penoso y ridículo. Las manos del rubio recorren con fervor el cuerpo de mi coestrella mientras ella se aprieta contra él.

Las luces son pésimas, las tonalidades cálidas me arruinan la sensación que quiero transmitir y la ropa de Astraea es incómoda para lo que quiero que ella refleje.

—Corte, corte, corte —Chasqueo la lengua y le extiendo el cigarro a David para que me lo tire —. ¿Qué es esto? Logan y Astraea tienen más química e imagínense, significa que no tienen nada de química.

—¿Perdón? —Astraea se incorpora acomodándose las prendas con su ceño fruncido y su mirada caprichosa, está a nada de hacer su típico puchero de niñata.

—¿Qué? ¿Vas a llorar porque no me creo el rollo de ustedes dos?

—Ay, por favor, Venezio. ¿Qué te interesa a ti lo que haga de mi vida privada?

—¿Qué está pasando? —Tom aporta confundido, con una lata de cerveza en manos que no sé de dónde sacó —¿O es parte del guion?

—Cómo va a ser parte del guion, compadre.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora