Capítulo 27

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Astraea

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Astraea

—A ver si entiendo bien —Amanda carraspea y cruza sus brazos contra su pecho —, ¿quieres que salga por Florencia a conseguir un conjunto de lencería azul y un vestido azul también?

—Sí pero no lo grites —Susurro observando a mi alrededor.

Estábamos en un descanso, las grabaciones habían durado toda la tarde y ya casi iba a ser la puesta del sol para cuando finalicemos la última. No volví a coincidir con Venezio, es decir, lo veo siempre porque es mi director, pero no me encontré a solas con él tras el encuentro en su gimnasio.

—Puedo preguntar por qué todo azul...

—No —Niego.

—Perfecto, entendido —Hace un gesto de desinterés y luego alza sus pulgares para confirmarme que buscaría mi pedido.

—Gracias...

—Escúchame una cosa —Me señala mientras lleva el celular a su oreja, tenía una llamada entrante —, ve y dile a Venezio que necesitan postear una foto a las redes. La gente no se está creyendo su relación y todos hablan únicamente de Venezio y Zaira.

—¿Por qué yo debo decirle si...?

Amanda me interrumpe a medida que retrocede para alejarse de mí.

—Hazme caso, soy tu mananger.

Sin más ella se pierde entre los trabajadores. Suspiro en respuesta, era cierto; Venezio y yo no nos mostrábamos lo suficiente en las cámaras y eso está dejando de lado que necesitamos que seamos públicos, la promoción. No éramos una pareja de verdad como para que no nos interese las cámaras, al contrario, no éramos nada más que colegas. Y él era mi jefe por sobre todo.

—No quiero perder un minuto más —Venezio alza la voz —, los quiero a todos en escena. Astraea, Tom en posición. Patrick cuando te avise entrarás tú también.

La gente se mueve con rapidez a mi alrededor, posicionando las cámaras, los micrófonos, las luces. Estábamos en el interior de un bar, la escena transcurriría aquí.

Los extras están posicionados, fingen una charla desinteresada y es que la música está alta como para que sea relevante qué dicen. Tom se para frente a mí, sujeta despacio mi cintura tras pedirme permiso y es algo que me ocasiona dulzura de él; Tom es un hombre respetuoso y tierno, completamente opuesto a Lucyan.

—¿Cuántos años tienen tus hijas? —Pregunto, en la espera de las claquetas.

Hay una chispa de alegría en los ojos grises de Tom, una sonrisa dulce se asoma y distingo de él un par de hoyuelos que no había prestado atención antes. Sabía que el actor estaba divorciándose, lo supe por Venezio cuando lo hablaron el día que presentó el cast y la película al público.

—Tienen un año, son gemelas.

—¡Gemelas!

—Lo sé —Asiente con una risa baja —, gemelas.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora