Astraea
Las extremidades me duelen y estoy cansada, pero Venezio se había encargado de hacernos grabar numerosas escenas y sumado a eso, rehacerlas hasta que quedaran perfectas para él.
Tenía las manos de Lucyan repartidas por todo mi cuerpo, al igual que las de Tom y había una clara diferencia entre los dos. El rubio era atrevido y seguro, y pese a siempre hacerlo desde mi comodidad y seguridad, Tom tenía una carisma y dulzura que no se le comparaba.
—Tienes cara triste —El castaño me señaló.
—Estoy cansada.
Suspiré y le dediqué una sonrisa, Tom me miró entrecerrando sus ojos como si no me creyera en lo absoluto pero no preguntó más, solo me tendió una galleta; me causaba gracia, pero el castaño no estaba nunca sin comida a su alrededor.
—¿Por qué no me incluyen en su merienda aunque debería ser cena? —Lucyan estira su palma, pero Tom le deja media galleta mordida.
—Esa te la mereces por haber sido un idiota ayer.
—He sido honesto —Toma asiento entre medio de los dos —, como también he sido honesto en decirte que hoy has estado de maravilla, colo.
Dejo escapar una risa airosa y me paro, pese a querer quedarme hablando con ellos, el desgano me pesa y prefiero estar en mi casa viendo una película de romance que me haga desear un novio que no tengo mientras lloro y como papitas.
—Están desocupados, hicieron un buen trabajo.
Venezio se aparece de entre todo su equipo y nos despide con esas secas palabras. El pelinegro se había quitado el saco de su traje minutos antes, su camisa estaba arremangada a la altura de sus antebrazos y lucía tenso, molesto.
Sus ojos azules se pasean por todo el equipo hasta detenerse en mí más segundos de lo normal, se la sostengo con ira y luego le corto el rostro dándome vuelta para ir hacia el camerino.
Apenas le doy la espalda, el labio inferior me tiembla en un llanto que busco controlar. La fachada de dureza se me cae a los pies y el sentimiento de abandono me vuelve a invadir. El corazón se me estruja mientras el recuerdo de haber sido avergonzada y usada se me queda a flor de piel, me humilló en frente de la novia que me niega y aún así se comporta con ella como tal.
No es él, porque Venezio es una pieza en el tablero que necesito jugar para llegar a donde quiero, es el hecho de todos me lo hagan. De que todos me abandonen.
Extraño a mamá, extraño a papá y ellos no me extrañan a mí. No tengo a quién acudir, hablarle a Grace se siente una molestia cuando es ella la que está triunfando en la moda rodeada de modelos brillantes y yo soy la que está sufriendo en lugar de estar agradecida por tener el trabajo que tengo y la fama que estoy recibiendo. Me cansa sentirme la molesta y por eso busco rápido mis cosas para irme a mi casa.
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El arte de enamorarse [+18]
RomanceEllos tenían un objetivo en común, que el film sea un éxito. Para lograrlo ingeniarían un plan; una relación de mentira. Nada puede salir mal de eso, solo es fingir ¿no? Él es el director de una esperada película erótica y ella es su actriz, pero c...