Astraea
La ciudad de Chicago se despliega ante mí, estamos a días de entrar en otoño y las copas de los arboles ya están cambiando de color. El piso está decorado de hojas anaranjadas y amarillas, dispersas por todos lados mientras yo me abro camino por las calles acompañada de seguridad.
No me desligó del café que tengo en manos, es mi fiel compañía. Mi única fiel compañía. Qué irónico, igual, me encanta burlarme de mi misma en situaciones así.
—El día está maravilloso —Spencer me habla, tras remojar sus labios en café. Imito su acción y asiento de inmediato —, ¿de verdad no te molestará que nos vean juntos?
Ah, también me estaba acompañando Spencer. Es muy lindo chico, a decir verdad, apenas hemos tenido unas cuantas citas y continuamos viéndonos. Sin embargo, nunca nos habían visto por la calle juntos, solo había simples rumores por ahí que ambos salimos a negar en su momento, pero ahora, ¿qué más daba? Me atraía Spencer y yo a él.
Estaba intentando rehacer mi vida, concentrarme en mí. Aún me duele el corazón, si podemos decirle así, y hay días en dónde eso me pesa más. De alguna forma, siento que no encajo con nadie que no sea él. Pero lo estoy intentando.
—¿Por qué me molestaría? —Inquiero con calma y le sonrío —, ¿acaso eres tú el que no quiere?
—No, no, no —Se apresura a contestar, sonrojado —, no es eso. No lo sé, no quiero que inventen cosas y que luego tú te sientas incómoda de verme o algo así...
—Estoy acostumbrada a que inventen cosas de mí, Spee.
—Bueno, eso es cierto.
—Pero lo agradezco —Trazo círculos por su espalda —. Estoy bien, estoy cómoda; ¿tú lo estás?
—Sí.
—Entonces perfecto.
Extraño las grabaciones, porque era un pretexto perfecto para observar a Venezio. Me siento una estúpida pensando en él, cuando a él le importo nada, pero le tuve mucho cariño y no se encontraba bien; ¿tendrá quién lo cuidé? ¿Isabella lo hará?
Desaparezco la idea de mi cabeza, buscando enfocarme en mi presente y ese presente era con el chico que tengo a un lado, y que estoy conociendo. Quién me elija y me tenga de prioridad, me duela lo que me duela.
Spencer se siente un poco abrumado conforme nos acercamos al estudio dónde haríamos la entrevista, no está acostumbrado a tanto alboroto, pese a ser tan conocido y multimillonario como lo es, es un buen empresario, pero es distinto. Yo también estoy nerviosa, el corazón comienza a latirme arrítmicamente porque sé quién estará ahí en el medio.
—¿Estás segura que hoy te toca promoción?
Suelto una pequeña risa.
—Pues sí —Alzo los hombros y lo miro —. Hace días hicimos el Photoshop, hoy, con la entrevista, daremos el primer vistazo del tráiler y empieza el conteo para la premier. Tengo promociones casi todos los días.
El tráiler. Que nervios, es mi primer tráiler oficial fuera del mundo infantil. Y vaya salto que pegué, a veces, no entiendo qué se me cruzó por la cabeza cuando opté que sería buena idea algo así... pero da igual, fue divertido.
—Qué nervios, princesa —Arruga su respingona nariz y luego mira al frente cuando nota el alboroto de fans —. Oye... ¿crees que es buena idea que ingreses con tan poca seguridad?
—No seas exagerado, son fans, no asesinos —Abrazo su bíceps, apretándolo contra mi pecho.
—¿A quién crees que miran? ¿a Lucyan, Tom o Venezio? —Pregunta, observando al frente. No logro distinguir a los nombrados cuando ingresamos al estudio, tras mostrar nuestras identificaciones, hay mucha gente, pero me descompenso de solo escuchar ese nombre en particular.
ESTÁS LEYENDO
El arte de enamorarse [+18]
RomanceEllos tenían un objetivo en común, que el film sea un éxito. Para lograrlo ingeniarían un plan; una relación de mentira. Nada puede salir mal de eso, solo es fingir ¿no? Él es el director de una esperada película erótica y ella es su actriz, pero c...