Astraea
Los días transcurrieron con una rapidez alucinante, habíamos empezado hacía semanas la grabación y avanzábamos a pasos agigantados. Los meses se iban achicando y la entrega presionaba cada vez más la nuca de Venezio, quien se ponía irritable y molesto con eso.
Luego de lo que fue nuestro último y segundo encuentro sexual, me sentí una idiota. Sé que no debía esperar demasiado de alguien en el que sexo era algo continuo, pero pensé que estaba siendo contenida y acompañada por él. Ahora sé que me había equivocado cuando poco después del suceso, actuó con normalidad e incluso con una distancia que antes no tenía y la cuál persistió con el pasar de los días.
—He regrabado la escena más de diez veces, por favor, dime qué estoy haciendo mal.
Me recargué contra el escritorio. Estábamos en una oficina, nunca había ingresado a un edificio tan lujoso como lo era este.
—Hemos hecho tal cual el guion, Zalone —Tom intentó explicar.
Era tarde, el ventanal de la oficina me rebelaba la hermosa ciudad de New York en un precioso atardecer, pero todo el equipo nos encontrábamos exhaustos. Llevábamos aquí desde la mañana.
—No me digas que lo han hecho como el guion —Contestó seco —, están haciendo un desastre. Falta chispa, conexión...
—Pero Lucyan es quién tiene esa chispa fuerte con...
Tom intentó explicar el motivo de la actitud que estábamos intentando evocar en nuestros personajes, sin embargo, Venezio lo interrumpió de golpe.
—No metas a Lucyan en el personaje de los dos, que él lo hace perfecto. No nos iremos de acá hasta que hagan bien esto —Lo señaló —, es decepcionante el papel que me estás dando, Tom, y no te escogí para que interpretaras a un hombre aburrido y sin gracia como lo estás haciendo ahora mismo así que despéjate y vuelve a ser tú.
Noté la decepción en la mirada de Tom, quién dejó caer sus manos contra sus muslos y asintió resignado. Apreté mis labios y sonreí triste, entendía esa frustración que experimentaba así que froté su hombro y me acerqué unos instantes a Venezio.
—¿Estás bien? —Pregunté.
El pelinegro tenía una expresión molesta en su rostro y sus manos no descansaban relajadas en sus bolsillos como era típico de él, si no que estaban en su cadera mientras caminaba de lado en lado, analizando de sobremanera. Parecía nervioso, inquieto.
—¿Por qué no he de estarlo?
—Estás siendo grosero con Tom...
Se frenó en seco para mirarme, observó mis ojos por unos instantes y tensó su mandíbula.
—Estoy pidiendo que haga su trabajo porque te recuerdo que gracias a eso tú también sigues encerrada aquí y que, de paso, tú también estás interpretando mal —Escarbó en sus bolsillos —, hazme el favor de volver a la escena, Astra.
Desvié mi mirada y acomodé mi cabello, el cual estaba perfecto, pero fue la única acción que me nació a raíz de la incomodidad que me provocó su distancia. Regresé a la puesta en escena, reacomodándome detrás de la puerta.
—Por favor, quiero la intensidad que implica esta escena —Pide el director —. Melissa está por entrar a la oficina de Bradley, se encuentra con Patrick teniendo una entrevista de trabajo junto a su marido. Miedo, nervios, descontrol, inquietud, adrenalina; sus dos amores se juntaron en una misma sala. Bradley no sabe qué pasa, Patrick se entera ahí que él es el esposo.
—Es una escena importante, chicos. Toma quince, escena veinte, ¡acción!
David choca la claqueta y todo alrededor parece pausarse porque ahora estoy sumergida en mi escena, en Melissa.
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El arte de enamorarse [+18]
RomanceEllos tenían un objetivo en común, que el film sea un éxito. Para lograrlo ingeniarían un plan; una relación de mentira. Nada puede salir mal de eso, solo es fingir ¿no? Él es el director de una esperada película erótica y ella es su actriz, pero c...