Astraea
Respiré agitada.
Toda esta fachada de enojo y ser dura con mi idea, era una de las cosas más difíciles de lo que yo alguna vez podría haber experimentado. Nunca me había negado a mis padres, siempre agachaba la cabeza y obedecía porque para eso me habían criado. Pero aquí estaba, sometiendo a una estrella del cine y él, luego de mantenerse al margen, terminó aceptando.
Remojé mis labios con nervios y me senté, mi piel parecía arder y no estaba muy segura de si afuera hacía el mismo calor que yo estaba sintiendo o era yo nada más.
—No voy a ser quién imponga cómo y qué deberías hacer con respecto a tu forma de ser o lucir —Venezio habló —Pero si me gustaría pedirte que para mostrarte fuera de la estructura a la cuál pertenecías, subas a la gala con el vestido más extravagante y atractivo que tengas.
—Si planeaba hacerlo.
Y me daba ganas de orinarme encima de los nervios pensarlo. Nunca enseñé siquiera mi vientre y ahora planeaba subir y mostrar un fabuloso escote. No porque quisiera sexualizarme, si no porque quería sentirme con la libertad de lucir lo que quisiera sin tener que condicionarme a lo que se supone que debería para agradar a cierta cantidad de personas.
—Quiero que al ojo público me beses bien, Astraea.
Rodeé mis ojos, que intenso y pesado. Pensar en besarlo me daba un cosquilleo en el abdomen bajo, no sé en qué me estaba metiendo pero si tenía con certeza que quería ganar, quería lucirme, quería ser libre y yo misma y él sería mi medio para explotar todo.
—Quiero pasión, intensidad. No ser obscenos y vulgares, pero si dar a imaginar que tu y yo nos la pasamos de maravilla follando todos los días.
Alcé mis cejas y carraspeé, me reacomodé en mi lugar y asentí aún procesando lo que me acababa de decir. ¿Cómo se supone que se hace eso? ¿"dar a imaginar que nos la pasamos de maravilla follando todos los días"? ni siquiera yo vivía eso.
Empezando porque tuve dos o tres encuentros sexuales y para ser honestos, maravillosos no fueron.
—¿Algo más que agregar? —Pregunté.
—Por el momento no, ahora pasemos a las reglas.
—Aguarda —Interrumpí —. No quiero que me toques sin haberme avisado, no quiero que te creas superior a mí y para agradar tomes un mando dominante, no quiero quedar como tu sumisa. Quiero igualdad de condiciones.
De una expresión seria, asomó una pequeña sonrisa en ese ligero levantamiento de comisuras. Ciertamente parecía burlona. Peinó su cabello negro hacia atrás y suspiró antes de recargarse mejor en el respaldar, en una postura totalmente desinteresada. Frotó sus palmas grandes en sus muslos, pude divisar una hilera de anillos elegantes y delicados en sus dedos.
—No hay nada que a mi más me guste que tener un mismo rol en mis parejas, Astraea. No quiero ser tu dominante y no quiero que seas mi sumisa. ¿Por qué si podemos ser ambos al mismo tiempo?
—No... —Pasé saliva y aparté la mirada, apreté mis labios nerviosa —. No sé qué quieres insinuar, pero continuemos.
Tomé aire y continué hablando.
—Me gustaría que, en toda esta farsa de relación, podamos ser amigos. No lo sé, en esos encuentros para la prensa que tendremos, no hacerlo incómodo o algo así...
—Estamos trabajando, Astraea. Yo soy tu jefe, para que recuerdes —Fue duro al hablar —. Y con el tiempo aprendí a que ser amigo de la gente con la que trabajo, no me trajo nada bueno. Conviviremos bien o intentaremos que así sea, si eso quieres saber, porque no busco tu incomodidad ni tampoco la mía.
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El arte de enamorarse [+18]
RomanceEllos tenían un objetivo en común, que el film sea un éxito. Para lograrlo ingeniarían un plan; una relación de mentira. Nada puede salir mal de eso, solo es fingir ¿no? Él es el director de una esperada película erótica y ella es su actriz, pero c...