Capítulo 28

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Hola, antes de que disfruten de la muy linda lectura que les espera, quería preguntarles si les está gustando el libro, si tienen alguna crítica al respecto o si les parece que está bien el desarrollo de los personajes (y que aún queda mucho que c...

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Hola, antes de que disfruten de la muy linda lectura que les espera, quería preguntarles si les está gustando el libro, si tienen alguna crítica al respecto o si les parece que está bien el desarrollo de los personajes (y que aún queda mucho que conocer). Gracias por todo el apoyo, el cariño, voto y comentarios. No me canso de repetir lo feliz que me hacen.

En fin, les deseo un linda lectura y que disfruten.

Venezio

Astraea insiste con una foto, argumentando que era un pedido de Amanda. Pese a que me irritara recordar nuestra falsa relación cuando había pactado que estos cortos días serían un "pequeño descanso" de la prensa, era cierto que no estábamos dando la publicidad que necesitábamos.

—Deja de ser tan gruñón, solo es una foto —La colorada me mira con una sonrisa divertida.

—Hazlo rápido que no tenemos todo el día.

Parece dudar sobre como posicionarse y no espero que recuerde que uno de mis términos era sobre todo la pasión y la intensidad, porque eso denoto yo en mis películas, y por eso no sé qué se le pasa por la cabeza cuando se sienta más cerca de mí y pega su hombro con el mío como si fuera una maldita amiga mía.

—¿Qué somos amigos o qué? ¿quieres también que te bese la mejilla para la foto? —Frunzo mi ceño.

Astraea separa sus carnosos labios con ofensa, mirándome fijamente a través de esa mirada celeste que me tiene atontado. Inevitablemente sonrío en respuesta, hacerla enfadar es sencillo y todavía tiene el tupé de decirme gruñón a mí esta mentirosa.

—Tiene una sonrisa muy linda, jefe —Susurra con aires de dulzura —, debería sonreír mas seguido.

El aire se me atasca en la garganta, la nuez de adán se mueve con violencia cuando paso saliva y de repente me siento un crio el cual no puede controlar las hormonas por una simple frase que denota la autoridad que tengo y la debilidad que ella significa para mi miembro.

—Me estoy empezando a irritar, Astraea. Tres segundos para que saques la foto o te dejo aquí.

Ella ríe en respuesta y es lenta en sus movimientos, sabe lo que está haciendo y solamente puedo pensar en la Astraea que conocí y como ahora hay apenas destellos de la antigua en su nueva y más libre forma de ser. Toma asiento a horcajadas sobre mí, desliza su trasero hasta pegarse a mi pelvis puesto que había caído a la altura de las rodillas. Lleva vestido y este está apenas cubriendo sus glúteos, aprieto los dientes y finjo que no me desconcierta el hecho de que esté abierta encima de mí y pegada a mi polla.

—¿Crees que ahí esté bien o aún nos vemos muy amigos? —Se mofa.

—¿Te crees que es gracioso tentarme así, pecosa? —Susurro contra la piel de su cuello, la fragancia que porta llega a mi nariz e inhalo gustoso —, ¿a estas alturas no sabes con quién estás jugando al tentarme de esta forma? Porque yo con las ganas no me quedé nunca.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora