Capítulo 7

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Astraea.

Observé como Venezio se alejaba con su usual postura firme y airosa. No era algo nuevo verlo en traje, sin embargo, había un toque de fogosidad, pasión en esa vestimenta que definitivamente capturaba la atención de todos; quizá lo era el pañuelo rojo oscuro junto a la corbata y esa cadena fina que colgaba de su cuello, o también su cabello despeinado y esos mechones que caían por su rostro con calma.

De igual forma pena me daba su actitud hostil y ególatra, de tener todo bajo control y al mismo tiempo notarse tan ansioso y preocupado.

—¿Ya te aburriste?

La voz de Lucyan me desconcertó, me volteé para verlo y me encontré de frente con esa sonrisa cautivadora. Me sentí tímida, avergonzada bajo esos ojos azules con tintes verdes tan intensos. Parecía una adolescente, pero para ser honestos, todas estaríamos sintiendo ganas de orinar al tener en frente a Lucyan Toledo. Un sex symbol. No es que yo sepa de esas cosas, claro está que no era mi área usar mi tiempo en ver quienes eran los actuales hombres que enloquecían o cosas así, pero tampoco desconocía las celebridades más populares del momento.

—Y también te comieron la lengua los ratones —Rió —. No pensé que vería a alguien como... tú, por aquí y menos que menos protagonizando un papel así, wow...

Apreté mis labios aún más avergonzada.

—Lo lamento, no, no me aburrí —Alcé mis hombros y observé a mi alrededor —. Estoy descansando un poco de la gente.

Él asintió y se recargó contra la pared de una columna, imitando mi posición.

—¿Quieres ir por un trago más? —Señaló con su mentón la barra.

—No tomo alcohol, lo siento.

—Tienes una copa en manos.

—Pero es jugo —Defendí.

Él rió y me sacó despacio la copa, dio un sorbo y sacudió su cabeza en negación.

—Esto no es jugo, cariño. Esto es un daiquiri.

Comencé a reír nerviosa. Ahora resultaba que no solo había dado el acto de rebeldía que nunca di en mi adolescencia, pidiendo protagonizar un papel en una película erótica cuando toda mi vida protagonicé películas infantiles, e incluso poniéndome de pareja con una celebridad bastante cuestionable, sino que también se me dio por tomar alcohol cuando jamás lo había hecho porque tenía prohibido totalmente hacerlo.

Lucyan dejó la copa de lado al ver mi reacción y me pidió que camine a su lado.

—Tranquila, fue poco —Intentó calmarme, movió la banqueta para que tome asiento —. Toma agua así cuando vayas a orinar, te sentirás como nueva.

—Me tomé dos.

—¿Dos... sorbos?

—Copas.

El rubio mordió su labio inferior con cierto nerviosismo y luego negó, seguro porque notó mi expresión de nervios ante su reacción.

—Bueno, puede ocurrir —Se inclinó sobre la barra.

Pidió algo que no fui capaz de escuchar bien, estaba mirando algún lugar del salón sin tanto interés. Estaban ocurriendo muchas cosas de repente.

—Qué haces, joder. ¿Qué te tomaste?

—Ya te he dicho que pensé que era jugo —Repetí molesta y luego reí, porque me pareció bastante gracioso.

Giré mi cabeza, no era Lucyan, era Venezio y si hubiera tenido solo una copa encima podría haberlo reconocido con ese particular lenguaje sucio que tiene encima.

El arte de enamorarse [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora