Capítulo 61

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...

Lanzó un rugido ensordecedor, pero sobre todo muy asqueroso, ya que mucha de su saliva cayó sobre Kein que yacía en el suelo al lado del enorme pedazo de su cuerno.

—Que asco— Pensaba sin querer abrir la boca para que no se le fuera a meter nada.

Fúrico, el demonio recogió su propio cuerno del suelo pues había dejado caer su arma por el dolor, y atacó a Kein con el mismo por un lado de su abdomen.

Arani, que llegaba corriendo para embestir al enorme demonio, pudo atraparlo con sus brazos pero este era muy fuerte, solo lo hizo retroceder un poco, y al notar al gario cerca, lo golpeó en el rostro logrando hacerlo caer al suelo por primera vez.

Jane estuvo atenta a lo que sucedía, había podido ver todo desde donde estaba y no tenía más opción que actuar si quería salvarlos.

—No hay alternativa— Musitó llamando la atención de los sanadores a su alrededor.

Aquel golpe era algo tan fuerte que casi no podía controlar, pero de igual manera lanzó su ataque intentando no agotar toda su energía para usarla contra los acorazados.

El poder concentrado era impresionante, eran como miles de golpes de luz enfocados en un solo punto, como un rayo de luz que atravesó al poderoso demonio junto a todo lo que estaba detrás de él.

Afortunadamente Arani y Kein seguían en el suelo en ese momento y pudo tener un tiro limpio sin dañar a ningún aliado.

—¡AHORA VUELVAN!— Gritó una de las sanadoras que tuvo que sacar la mitad de su cuerpo de la barrera para que la oyeran.

Solo quedaba un sanador protegiendo a seis guerreros, todos los demás estaban desprotegidos, y ese único que quedaba no iba a poder resistir más.

Los guerreros aprovecharon la oportunidad para ayudar a Kein, sujetándolo en brazos para llevarlo de regreso, ya que el ataque de Jane había dejado un gran camino despejado de demonios, pero debían darse prisa o perderían su única oportunidad.

Arani no estaba tan lastimado, solo cubierto en su mayoría con sangre de demonio, pues además de haber matado a tantos Urlain y Kaslain, también logró matar a un enorme Korlain que era un poco más pequeño que él.

Al notar que eso fue de gran ayuda para los guerreros, Jane volvió a usar un poco más de su energía para despejar el otro lado por donde atacaban a sus guerreros, y aunque también funcionó a la perfección, perdió mucha de la energía que había acumulado.

—No puedo desperdiciar esta oportunidad— Musitó enfurecida, y entonces decidió usar lo último que le quedaba de aquella energía para matar a uno de los acorazados que atacaban las torres, logrando asesinarlo al instante y dejando todo su abdomen con un gran agujero, pero antes de que pudiera atacar a más, sintió cómo toda su energía se acabó por completo.

Estaba totalmente rendida, pero por lo menos solo cayó arrodillada al suelo.

Su visión estaba tan nublada que ni siquiera pudo ver si sus tropas regresaron a salvo, y al verla así, los sanadores se dispusieron a sanarla.

Tenía un terrible dolor en todo el cuerpo y parecía estar por apagarse, pero los sanadores a pesar de todo el esfuerzo que hicieron, la estaban intentando curar para que no se desmayara, y de pronto escucharon llegar a uno de los escuadrones.

—¡Lo hicimos!— Exclamó uno de los guerreros que apenas entró a la barrera, cayó arrodillado por el cansancio y la desesperación de aquella batalla.

—¡Un sanador por favor!— Exclamó uno que llegaba sujetando a Kein con ayuda de otro.

Tanto sanadores como guerreros estaban exhaustos, no podían sanar sus heridas como antes porque apenas podían respirar, pero por fortuna lograron hacer retroceder a tantas hordas de demonios siendo tan pocos guerreros, y además de matar un acorazado, salvaron una de las torres. Sin duda eso les ganaría algo más de tiempo como deseaban.

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