Capítulo 50

30 2 0
                                    


...

—Astrid, no me quedaré aquí, es mi hermana de quien hablamos— Soltó gesticulando cada palabra con ahínco— Y está rodeada de un ejército de demonios que la buscan. No puedes creer que me voy a quedar. Nos vamos ya mismo— Sentenció decidida pensando que aquella broma no le parecía graciosa en absoluto. Sin embargo, al ver a Astrid salir ya preparada, notó que su mirada decía lo contrario.

—Es justamente porque es tu hermana de quien hablamos que yo te lo digo— Respondió un tanto afligida y apenada.

Sabes que ella no quiere ponerte en peligro, Jane... Ni tampoco yo...— Dijo cerrando los ojos y caminando hacia ella— No me perdonaría si algo te pasara— Completó poniendo sus manos sobre sus hombros para luego abrazarla.

Por favor... Entiende...— Susurró en su oído.

Tienes que quedarte cuidando Fuerteluz, te necesitarán aquí, eres la mejor en el control de la luz, no solo para sanación, sino también como defensa— Decía en tono suplicante intentando hacerla entender.

Jane intentaba procesar sus palabras con la boca entreabierta, no sabía ni qué decir, porque de hecho quería decir muchas cosas para intentar convencerla.

Astrid tomó su espada que había dejado apoyada al lado de su cama y emprendió el camino hacia afuera, no quería darle más tiempo a Jane de que se arrepintiera de haber cedido, pero pronto empezó a seguirla tal y como esperaba.

—Astrid... Yo... Yo soy una sanadora experimentada, y soy tu protectora... Me vas a necesitar— Hablaba entristecida mientras iban bajando.

¿A qué grupo piensas llevar? Puedo hacerlo mejor, me esforzaré más, m—me... Me necesitas— Replicaba tratando de convencerla a toda costa, e incluso se paraba frente a ella para intentar hacerla frenar el paso, pero Astrid solo la rodeaba y continuaba caminando.

—Krístal irá conmigo— Respondió— Junto con algunos Lucero del alba, y tú te quedarás a cargo de los sanadores aquí— Afirmó con una amable sonrisa.

—¿Qué? ¿Los lucero del alba también? Son...— Exclamó acelerando el paso pues se había quedado atrás— Son todos los mejores, hermana, por favor... Debo estar ahí, por favor, por favor, por favor... No puedes dejarme aquí— Pedía suplicante e insistente.

—Por favor Jane, no insistas más... No estés triste, estaremos de regreso muy rápido y pronto. Tú debes quedarte y encargarte de la seguridad de todo Fuerteluz— Dijo haciendo énfasis en lo último.

Estoy segura que aquí te divertirás más que nosotros, solo vamos a una incursión y volveremos.

—Ust... Ustedes...— Exclamó con enojo— Hermana, si fuera solo una incursión no llevarías una legión experta y un grupo experto de sanadores.

Jane no sabía todo lo que Astrid conocía, pero era bastante lista y lo sospechaba.

—Sé que sabes que algo está pasando, hermana, y sé que es un secreto mundial tocar estos temas, y que no puedes decirlos, ¿pero por qué no me permites ser parte de ello?— Preguntaba entristecida.

—Algún día te lo diré, sabrás absolutamente todo, Jane, pero hoy no es ese día.

—Me lleva...— Replicó cruzándose de brazos.

—Oye...— Dijo en voz alta como reclamo a su expresión— No exageres tanto, tendrás mucho por hacer aquí, y quiero que empieces a trabajar en la información que tenemos de las tropas entre nosotros y nuestros aliados— Dijo terminando de salir de las instalaciones jalándola del brazo para que cambie su expresión.

ETERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora