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—Entonces seremos carnada para esos malditos— Afirmó con seriedad— Alejémoslos tanto como podamos y que concentren su atención en nosotros.
Ustedes son poderosos guerreros e increíblemente resistentes. Todos han entrenado conmigo y conozco muy bien sus habilidades, es por eso... que sé que los necesito.
—Siempre supimos que no todos saldríamos de aquí— Afirmó la guerrera de dos espadas.
—El destino de un guerrero es la muerte— Soltó otro que tenía aspecto de ser muy callado y serio.
Lo escuché en una película— Afirmó serio.
—Al menos consigamos que nuestros hermanos vivan para luchar un día más.
Mis guerreros... Mi familia... Se sacrificaron por mí, para que yo pueda llegar con lady Astrid y alertarla del peligro— Expresaba apretando los puños— Ahora es mi turno— Afirmó.
Que estas bestias repugnantes vean lo que un ángel de luz es capaz de hacer— Sentenció encendiendo sus ojos con un potente fulgor de luz, al igual que hicieron los demás guerreros.
Khara y Ren observaban la escena a lo lejos sin entender qué intenciones tenía Laia, pero parecía ser algo serio.
Volvieron sus miradas hacia Astrid, no parecía estar nada bien, pero pronto sintieron que una vez más Laia llegó con ellos.
—¡Ren!— Exclamó llegando— El tiempo es corto, escucha con atención— Ordenó seria.
Espera el momento indicado y muévete junto a los demás hacia el mirador. No dejen de correr, no importa lo que pase, no importa lo que vean...— Hablaba rápidamente observando a Khara casi sin hacer pausas.
Deben irse lo más pronto posible, nosotros vamos a alejarlos— Afirmó sin dudar con la mirada hacia el corazón de la devastada ciudad.
—¡¿Qué?! ¡No!— Exclamó Khara con temor.
—No, no puedes quedarte. No piensas quedarte, ¿cierto?— Inquirió preocupado, pero ella solo lo ignoró en silencio.
No hacía falta que dijera mucho, ni siquiera esperaba una confirmación suya. Laia solía ser así y en el poco tiempo que llevaba de conocerla, la había entendido bien. Su silencio confirmaba sus sospechas.
—Espera por favor— Exclamó Khara sujetando su brazo.
—¡Debe haber otra manera!— Exclamó Ren.
—No hay tiempo. Los demonios han invadido esta ciudad, el infierno mismo se está desatando y no tenemos las fuerzas necesarias para frenar una invasión de tal magnitud.
Nuestros guerreros están resistiendo demasiado pero no durarán más así. ¡Protejan a Astrid!— Dijo mirándolo con una clara preocupación— Lo prometiste...— Completó suplicante.
—Lo... hice... Pero no podemos dejarte aquí. ¡Morirás!
Laia retiró las manos que la sujetaban del brazo casi botándolas. Se acercó a susurrar algo cerca de Krístal, y solo ella, junto a los sanadores que la ayudaban, lograron escucharla.
Se veía triste y apenada, pero no la podía detener, había tomado una decisión, así que solo afirmó con la cabeza sin dejar de mirar a Astrid para que Laia no viera su preocupación, no quería cargarla de más culpa.
Los ángeles habían sido alertados por Laia de que debían proteger a los humanos, y que ellos intentarían perseguirla porque les gustaba estar al filo de la muerte, como había dicho ella, así que apenas Laia salió, los Forjaluz les bloquearon el paso para que la dejaran ir; después de todo, fueron órdenes de una orgullosa comandante de legión.
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ETERNAL
FantastikMucho tiempo atrás, la lucha por defender la tierra contra la oscuridad estuvo en manos de dioses y muchas razas poderosas que la habitaban además del hombre. Millones de años después, esa misma oscuridad que amenazó con destruir todo ha vuelto, y u...