Capítulo 39

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Apretó la hoja con fuerza, con intenciones de caer cortando a su enemigo; quería acabar con él sin tener que mantener una pelea que seguro perdería, pero en el instante que cayó, también escuchó un fuerte ruido cerca de él, que indudablemente alertó al enemigo de su presencia y lo hizo voltear por instinto al pensar que lo atacaban.

Desesperado buscó la sombra que veía del enemigo, no lo había podido matar de un golpe como deseaba, y no tenía más opción que defenderse ahora que sabían de su presencia.

—¡Maldición!— Exclamó preocupado— Ahora sí me doy permiso de temblar— Pensó claramente desesperado.

Levantó el arma con esfuerzo, apuntando a donde creía que su enemigo estaba, y pensó que aunque no lo viera, ponerse solo a la defensiva no le ayudaría en nada.

Entonces intentó dar un golpe más y se dio cuenta que al caer sobre su enemigo hace un instante, este pareció partirse en dos antes de que siquiera lo tocara.

Por un momento pensó que tal vez la espada era tan magnífica que su fuerza cortaba aún a la distancia, pero de inmediato se dio cuenta que eso no era más que su imaginación. Entonces su mente lo pensó mejor, y se dio cuenta que aquel enorme enemigo que pareció partirse en dos, en realidad eran dos individuos distintos que estaban muy juntos y se preocupó todavía más. Estaba en desventaja.

Volvió a asolar el espacio frente a él esperando golpear algo, sin embargo, el arma quedó atascada en un viejo tronco tendido en el suelo.

—Oh no...— Musitó con terror.

Ahora además de estar en desventaja, había quedado desarmado y portando una armadura que parecía pesar más que él.

Intentaba jalar la espada del tronco pero había quedado muy atascada, no podía moverla, y en sus desesperados intentos por jalarla, terminó haciendo tanto esfuerzo que cayó hacia atrás sin lograr aún retirar el arma.

En ese momento sintió que algo se movió, uno de los enemigos había encontrado su ubicación, y empezó a arremeter hacia él con gran fuerza para atacarlo.

El joven seguía sin poder ver nada, pero para su suerte escuchaba muy bien los movimientos del enemigo gracias a la abundante vegetación, que a la vez lo frenaba un poco, y gracias a eso se dio cuenta de la dirección en la que se aproximaba.

El miedo a morir y la adrenalina lo obligaban a actuar, así que intentó de nuevo retirar la espada del tronco, sacando fuerzas de donde no tenía para poder salvar su vida.

Al último segundo logró defenderse del ataque, había podido retirar la espada con tanta fuerza que también golpeó a su enemigo haciéndolo caer. Pero su rival era implacable, su fuerza era tanta que no pareció verse afectado por el golpe, y en un instante ya estaba de nuevo de pie a punto de atacarlo.

Entonces un pequeño espacio entre las nubes que cubrían la luna dejaron pasar su luz, e iluminaron justo el lugar donde el enemigo levantaba una espada a punto de atacar a Ren con una increíble fuerza, y si no era porque veía eso gracias a la luna, habría recibido un golpe fatal que podría haber acabado con su vida.

La respiración agitada del muchacho evidenciaba el pánico que sentía, pero eso no lo detuvo de atacar, al igual que su enemigo.

Ambos terminaron inmovilizados por el golpe del otro, chocando el filo de su espada sin ceder un solo centímetro y con la punta de las espadas casi chocando con el cuello del rival.

No podía gritar por ayuda, quizá había más demonios cerca y la posibilidad de revelarse era mucha, sería poner en riesgo a todos los demás era justo lo que no quería.

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