Capítulo 12

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...

—¡Aguanta, está subiendo!— Exclamó logrando jalarlo un par de metros.

—Ren... Ren, escucha hermano, ya está, ¿bien? Hiciste lo que pudiste ¡Déjalo ya!— Repetía en tono suplicante y cada vez más desesperado al ver que todo se caía muy rápido.

—Y—ya... te tengo— Balbuceaba entre dientes por todo el esfuerzo.

La cuerda y todo el peso estaban lastimando fuertemente los brazos de ambos, se debilitaban más a cada segundo que pasaba, sobre todo cuando el peso parecía ganarle un poco y hacía que la cuerda corriera unos centímetros por su mano.

—No voy a dejarte hacerlo, no voy a dejarte...— Repetía Rian con los ojos cerrados, tomando valor para soltarse de la cuerda antes que ambos cayeran.

Su brazo estaba ya bastante lastimado, pero no había forma en que lo soltara. A pesar de que la cuerda ya se había debilitado mucho, todavía estaba resistiendo bastante y no se rompía, y justo en ese instante sintió que alguien llegó con él para ayudarlo.

—¡REN!— Exclamó Khara tomando la cuerda de inmediato para jalarla junto a él.

—¡Rian cayó! ¡Jala!

La fuerza con que jalaban ayudó a Rian a subir todavía más, realmente lo iba a lograr, pero se había creado más tensión en la cuerda y se empezó a ver cuándo los hilos se hacían más y más delgados.

—¡Rápido Khara, ya casi!— Exclamó Ren cada vez más aterrado al ver la cuerda.

—¡Lo veo!— Exclamó Khara después de algunos segundos de mucho esfuerzo jalando la cuerda.

El crujir de las rocas era demasiado desesperante, como si sonaran a propósito diciéndoles que en cualquier instante se terminaban de soltar y caerían, o tal vez, resistiendo por ellos.

—¡Ya te veo, Rian! Un poco más...

Habían logrado jalarlo hasta aquella porción de tierra que sobresalía unos metros más debajo de la cima, con las manos bastante ensangrentadas y muchas heridas cubiertas de tierra en su rostro.

Las piedras que quedaban en medio salían disparadas hacia adelante con tal fuerza que parecían disparadas desde un arma, y golpeaban la cuerda con fuerza, parecía que cada cosa ahí debilitaba lo único que sostenía a Rian.

Las fuerzas que le quedaban no eran suficientes para intentar trepar, solo se sostenía muy ligeramente de alguna piedra cercana mientras aguantaba el dolor tan terrible que sentía en el brazo.

La sangre cubría ya la mitad de su rostro y tenía hasta los labios partidos, y en un solo instante todo eso terminó.

Una roca a unos centímetros más arriba salió disparada en dirección a él, golpeándolo fuertemente directo en el rostro y haciéndolo perder la poca estabilidad que le quedaba, y soltar la cuerda.

Justo frente a sus ojos, mientras se sentían caer hacia atrás, pudieron ver cómo las manos de Rian soltaban la cuerda como si el tiempo se hubiera detenido en aquel momento.

—¡NO!— Gritaron al unísono levantándose a toda prisa después de caer de espaldas, sin embargo él ya no estaba.

Aquella gran porción de tierra se terminó de desprender y ninguno podía siquiera decir palabra alguna, sabían exactamente lo que pasaría por estar en aquel lugar en ese instante y solo esperaban lo inevitable observando el vacío, donde también ellos caerían en cualquier instante, pero mientras la pesada y enorme roca sobre la que estaban se iba hundiendo, y sus cuerpos cayendo con ella, sintieron unos pasos detrás de ellos y luego cómo unos brazos los envolvían para jalarlos con una increíble fuerza muy lejos de ahí en solo un parpadeo.

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