Capítulo 54

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Con gigantescas hombreras hechas de puro metal, y gruesos cascos de piedra que les cubrían el rostro entero a excepción de los ojos y la boca, las grotescas criaturas avanzaban hacia la entrada, rodeados de demonios que aparecían en grandes cantidades, y que al estar al lado de aquellas criaturas, se veían insignificantes a pesar de su gran tamaño.

La bóveda del pilar era una estructura enteramente metálica y de aspecto dorado, con más de dos pisos de alto y una enorme puerta de cinco metros de alto, y ocho de ancho.

En su interior, protegida por gruesas puertas varios metros bajo tierra, se encontraba el pilar de luz, que generaba una barrera aún más potente que aquella que cubría todo Fuerteluz, con la única diferencia de que esta no ocultaba la visibilidad de su interior.

La barrera generada por el poder del mismo pilar no se podía desactivar por ningún motivo, a diferencia de la barrera de la avanzada que era generada por un mecanismo que aprovechaba el poder del pilar, y por ser esta una barrera natural, era todavía más poderosa, al igual que aquellas que protegían las defensas automatizadas que fueron asentadas por todo Fuerteluz.

Muchas de las defensas parecían haber sido desactivadas antes del ataque, de lo contrario se habrían activado apenas detectaran la presencia de los demonios, pero afortunadamente, las torretas cercanas a la bóveda no habían sido tocadas, y al detectar la presencia de los demonios, empezaron a atacar.

Cuatro niveles de alto con un arma de luz cada una, y todas atacaban con gran velocidad a los demonios que caían como moscas, y que además eran protegidas por sus propias barreras de luz que las hacían invulnerables a ellos.

—¡No podrán atravesar las defensas! ¡¿Cierto?!— Exclamó el elfo señalando las torretas a lo lejos.

Los abominables acorazados, al ver la fuerza con que atacaban las torretas, corrieron hacia ellas para atacarlas, y con su gran tamaño, y fuerza, empezaron a asolarla con brutalidad, haciendo incluso temblar el suelo.

—No lo sé...— Musitó Jane al ver tal demostración de fuerza bruta.

—¿Qué pasó aquí?— Dijo Lian bajando la voz al ver un grupo grande de demonios pasar corriendo frente a ellos.

—¡Hay que llegar a la barrera de la bóveda antes de que lleguen más!— Exclamó el enorme gario.

Sin temor cargó contra los demonios él solo usando su gran tamaño y fuerza como ventaja, quería hacerle espacio a los demás para que puedan avanzar.

Los ángeles, por orden de Jane, volaron sobre ellos para sujetar a todos aquellos que no pudieran volar, pues no solo los garios, sino también los elfos iban con ellos, y sin prestar atención a los demonios, se lanzaron a toda velocidad hacia la barrera de la bóveda.

Las bestias de sombra no tuvieron tiempo de reaccionar al verlos y no pudieron hacer nada, y gracias a que los tomaron por sorpresa, lograron llegar hacia la barrera sin problema.

—¡Gracias a la luz las defensas funcionan!— Exclamó Jane viendo cómo las torretas atacaban a múltiples objetivos a la vez que intentaban derribar a los enormes acorazados, pero estos eran imparables. Los ataques de luz de las defensas no parecían hacerles ningún daño.

—Si la situación sigue así, no creo que aguanten mucho más— Afirmó Lian empezando a descender a la tierra una vez dentro de la barrera.

En el interior de la barrera habían algunos guerreros más, quienes apenas los vieron se acercaron.

—¡Solo había visto una de esas cosas en toda mi vida!— Exclamó enfadado un guerrero de placas metálicas completamente negras, el cual comandaba a los que estaban dentro de aquella barrera.

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