Capítulo 26

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—Escuchen, tenemos noticias nuevas— Dijo Laia dándole paso a Astrid, e intentando ocultar su sonrisa al ver a Ren así cada que Astrid estaba cerca.

—Tyrion, Krístal, Gabriel, ellos son Khara y Ren, los jóvenes que nos informaron de nuestro nuevo destino como ya lo saben, y ahora también nos informan de un peligro en este lugar.

La luz anunció a Ren sobre lo que está por venir, así que no podemos luchar aquí como pensábamos, tenemos que movernos de inmediato.

—¿La Luz? ¿Al humano?— Preguntó Gabriel algo sorprendido, y a la vez Tyrion dirigió su mirada hacia Ren sin decir una palabra.

Los ojos del enorme guerrero relucían imponentes con el fulgor de luz a través de su yelmo, y se veían bastante aterradores también, parecía ser alguien a quien se debe respetar y tener mucho cuidado.

La mirada de Gabriel se tornó algo confundida, sin embargo, no parecía tener problema con ello, solo debían cambiar los planes que tenían de resistir los embates enemigos en un solo lugar como habían planeado camino allá. Si alguien podía improvisar planes de acuerdo a la situación, eran ellos.

—Tendremos que abrirnos paso a través de la ciudad para acercamos a las montañas, no podemos volar aún o los Kaslain nos seguirán, y la idea es matar a todos los que podamos mientras nos vamos.

—Tenemos esta área cubierta, debemos resistir el primer embate aquí y luego abrirnos paso— Dijo Gabriel.

—Correcto, aquí podemos iniciar, además ya no tenemos opción, ya nos alcanzaron. Pero cuando el ataque enemigo empiece, escapar será cada vez más complicado, sabemos que la fuerza enemiga es formidable.

—No es algo normal, es una invasión a gran escala a esta ciudad humana, deben estar desesperados por morir— Afirmó Gabriel con una sonrisa sínica.

—Y tú por ayudarlos— Afirmó Tyrion con voz seria.

—Por supuesto.

Las tropas de las legiones, distribuidas en perfecta formación cubriendo toda la calle, esperaban ver señales de sus enemigos, y ya que la densa niebla dificultaba la vista de todo lo cercano, los sanadores se dispusieron a dispersar esferas de luz muy brillantes por los alrededores del lugar, y otras más diminutas del tamaño de luciérnagas, que les permitirían detectar la presencia enemiga cuando las tocaran, ya que casi pasaban desapercibidas.

El primer batallón enemigo arribó por el norte.

Las fuerzas de los ángeles mantenían al frente a los protectores de escudo para recibir los impactos de los grupos enemigos, sin embargo, al ser tan pocos, los guerreros de ataque se adelantaron a acabarlos con total tranquilidad, protegidos por poderosas barreras de luz creadas por los sanadores que se mantenían al medio de todos para estar protegidos.

—Esos miserables ni siquiera lo hacen divertido— Murmuró Laia con enojo, pues aún no tenía oportunidad de combatir.

—Es como si se lanzaran a morir sin temor— Dijo Gabriel con algo de sospecha.

—¡Avancen!— Exclamó Astrid ordenando a las tropas moverse.

Los ángeles avanzaban por las calles de la abandonada y devastada ciudad manteniendo su formación intacta, recibiendo los embates enemigos con total control y serenidad.

Por el frente, un grupo de demonios llegaba en dirección a Astrid, y detrás de ellos, cubiertos por una línea de ángeles protectores, estaban Khara y Ren observando todo.

La guerrera de cabello dorado caminaba tranquila, sin parecer preocupada de que había más de cuarenta demonios enormes corriendo hacia ella, eso le preocupaba mucho a Ren.

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