Capítulo 22

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—¡Malditos sean! ¡Sabía que estaban cerca!— Gritaba Laia corriendo a toda prisa, y aún con sus heridas estaba dejando atrás a los jóvenes humanos.

—¡Ay Dios ayúdame! ¡¿Qué son esas cosas?!— Gritaba Khara entrando en pánico.

—Es una maldita pesadilla hecha realidad— Decía Ren muy agitado mientras giraban en una esquina siguiendo a Laia.

—¡Rápido! ¡Allá!— Gritó Laia señalando un callejón hacia donde corrió seguida por ambos.

—No vamos a poder perderlos— Respondió Khara— Si seguimos... corriendo... nos... alcanzarán...— Decía cada vez más agitada.

—No quiero voltear...— Balbuceaba Ren realmente aterrado al escuchar cada vez más cerca los aterradores rugidos.

—Entonces no lo hagas, idiota— Reclamó Laia apurándolo.

—¡Despiértenme por favor! ¡Despiértenme!— Repetía Laia.

—¡Arriba!— Exclamó Laia sujetando a ambos de la cintura para dar un impulso ayudándose de sus alas.

Con aquel impulso lograron llegar hasta unas escaleras de emergencia que estaban tres pisos arriba de un edificio por el que pasaban, y gracias a la altura de los edificios ninguno de los demonios los había visto aún.

¡Entren!— Ordenó prácticamente empujándolos por la ventana antes de que los vieran.

—No puedes ser... Mis... Mis pulmones van a explotar, mi corazón se sale— Decía Khara intentando recuperar el aliento— ¡C—creo que voy a vomitar!

—Sigo vivo... ¿Seguimos vivos?— Exclamó Ren.

—Cállate o no será así— Replicó Laia jalando a ambos hacia el suelo para que se escondieran.

—Ren, me va a dar algo— Repetía Khara lanzándose a sujetarse de su brazo— Por favor no quiero estar aquí— Decía casi llorando.

—Cálmense ya, aún no estamos a salvo, hay que irnos de inmediato— Decía en susurros fuertes acercándose a la puerta en busca de algún peligro.

—¿Qué haces?— Preguntó Ren.

—Vigilo, tenemos que irnos— Afirmó abriendo la puerta para salir.

—¡No! No, no, no... Yo no quiero, no... Aquí no nos ven, hay que quedarnos— Decía Khara cada vez más aterrada.

Apenas podía mantenerse en pie por el pavor, todo su cuerpo temblaba y a cada segundo se sentía a punto de desmayarse, y cuando estaba por empezar a llorar por el miedo, sintió unas manos sujetándola bastante fuerte de los hombros.

—Au...— Musitó por la fuerza con que la presionaba.

—Khara— Soltó ella con voz severa— Esas bestias pueden rastrearnos por el olor, no estás segura aquí, así que hazme caso y empieza a moverte si no quieres ser uno de los cráneos que cuelgan en sus cinturas— Exclamó apretando los dientes para no hacer demasiado ruido, logrando extrañamente frenar el ataque de desesperación que estaba por tener.

—¿Tienen cráneos en su cintura...?— Balbuceó aterrada.

—No puede ser...— Bufó rodando los ojos al escuchar el rugido de uno de los demonios que ya los había detectado, y alertaba a los demás de su presencia.

—¡Nos encontraron!— Exclamó Ren poniéndose de pie y mirando a todos lados sin saber qué hacer— ¡Laia, nos encontraron!— Repitió tomando con ambas manos un florero de plástico que estaba en el suelo para usarlo como arma.

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