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Al sentir que su enemigo se levantaba, la criatura empezó a acelerar el paso y se lanzó a golpearlo con los puños; al parecer se estaba entreteniendo con él.
Ya no había nada que hacer, era ridículo correr, entonces pensó que al menos podía intentar dar algunos golpes si es que podía.
No había logrado avanzar mucho, así que lo más probable es que Gabriel no lo haya escuchado.
Estaba acabado, ya no tenía más energía y se notaba claramente por la poca fuerza en sus golpes. Pero para su suerte, la criatura también empezaba a mostrarse muy débil, y ambos estaban golpeando en igualdad de condición, sin retroceder ni avanzar.
Cada golpe que recibía lo dejaba más aturdido y lastimado, al igual que a su enemigo, pero a pesar que ya casi no escuchaba bien, que veía borroso, no tenía sensibilidad en los puños, y no pudiera pararse sin que sus rodillas temblaran violentamente, Ren había permanecido de pie; hasta que recibió un devastador y fulminante impacto directo en el rostro, que lo hizo caer al suelo.
Aquel ataque no parecía haber venido de su rival, sino que un segundo antes de caer, escuchó unas pisadas acercándose, y se dio cuenta que el otro, que había pensado muerto, seguía con vida.
Su incansable rival se colocó sobre él para golpearlo con intenciones de matarlo, le dio tal vez cinco golpes directo en la cara. Pero antes que pudiera seguir, y sin que Ren lo esperara, el recién llegado que permanecía de pie, hizo aparecer unas esferas de luz con sus manos iluminando todo a su alrededor, y dejándolo todavía más confundido al ver frente a él a dos jóvenes, que por sus atuendos y habilidades, parecían pertenecer a los ángeles de luz, y no unos demonios como había pensado.
La joven que formó unas esferas de luz, tenía un aspecto que le resultaba bastante familiar, pero veía tan borroso y le sangraba casi toda la cara, que puede que se hubiera confundido.
—Sanadora...— Balbuceó incrédulo al ver que usaba la luz con la misma habilidad que Krístal.
Son... ángeles...— Musitó casi sin poder hablar.
—¿Quién rayos eres tú?— Dijo la joven con iris de color púrpura en el exterior y rosa hacia el centro, haciendo pausas en cada palabra por el asombro de ver que él tampoco era un demonio.
La joven que parecía estar lastimada, continuó examinando al guerrero que yacía agonizante en el suelo, y al notar su armadura, su mirada reflejó un gran temor en su mirada.
—Lian...— Susurró con temor— No es un demonio...
Su compañero, quien también lucía bastante golpeado y débil, controló su frenesí y se dio cuenta que tenía razón, pero al igual que ella, al ver su armadura sintió temor.
—Lleva una armadura... dorada...— Habló furiosa apretando los dientes.
—¿Lo reconoces?
—¡No!— Exclamó enfurecida y apuntando sus esferas de luz directo a la cabeza de Ren.
—Es una armadura Forjaluz, de... Tyrion...— Dijo él mirándolo con desprecio.
—No... son... demonios...— Balbuceó Ren intentando sonreír un poco, pero al notar sus miradas amenazantes volvió a sentir temor.
—¿Quién eres?— Exclamó la joven bastante enfurecida.
El muchacho estaba indefenso y desarmado, había dejado caer la espada a unos metros de él cuando fue derribado por la roca, y aunque la tuviera, apenas podía respirar.
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ETERNAL
FantasyMucho tiempo atrás, la lucha por defender la tierra contra la oscuridad estuvo en manos de dioses y muchas razas poderosas que la habitaban además del hombre. Millones de años después, esa misma oscuridad que amenazó con destruir todo ha vuelto, y u...