Capítulo 57

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—Hay que ganar tiempo a los refuerzos y las defensas— Dijo Arani— No puedo pensar otra cosa.

—¿Qué pasará con los controles? ¿No queda nada que se pueda hacer? ¿Algún mecanismo de emergencia?— Preguntó Belial.

—¿No ves que está destruido?— Exclamó Aurian frenándolo.

—Y yo cómo voy a saber cómo funciona el de aquí, el nuestro lo conozco, su funcionamiento es distinto.

—Esperemos...— Dijo Kein— Que los refuerzos lleguen a tiempo— Completó limpiando su espada en la capa blanca de aquel soltado que mató.

Su capa fue lo único que había quedado de lo que alguna vez fue un respetable guerrero Ala blanca, pues incluso su armadura se había visto consumida por la oscuridad en su desesperado intento por no dejar rastros de quién era.

—O que tengan a dónde llegar— Bromeó Belial riendo levemente.

—Ahora no, Belial— Reclamó Aurian con una mirada severa— Ahora no.

—Entones aprovechemos este tiempo para oír qué tienen que decirnos los que están inconscientes allá arriba— Dijo Lian dirigiéndose a la puerta.

No había más por hacer en la sala de control, los mecanismos habían quedado destrozados, pero al menos el pilar estaba a salvo, y aunque los últimos cuatro se inmolaron antes de poder ser capturados, aún había testigos en el segundo nivel; era hora de que comenzaran a hablar.

El enojo y decepción en todos era evidente. Habían fracasado, y hasta su caminar lo demostraba, pero entonces Lian escuchó algo que lo alertó. Los testigos habían despertado.

Corrió con apuro a la puerta seguido por los demás, y al entrar vio cómo uno de ellos que ya estaba despierto, intentaba despertar a los otros porque sabía que no tenía ninguna oportunidad solo.

Aunque con la ira que cargaban todos, ni siquiera acompañado habría podido tener oportunidad alguna.

Cuando el traidor los escuchó llegar y se vio sin refuerzos, se impulsó con sus alas para escapar volando e intentó rodearse de sombras como hizo el anterior en la sala de control, pero al entender sus intenciones, Lian se abalanzó sobre él logrando atraparlo en el aire para hacerlo caer de rodillas al suelo.

—Ahora te atrapé infeliz— Dijo él apretándolo con fuerza para inmovilizarlo.

Desesperado e intentando soltarse del agarre, no vio ninguna otra salida, estaba acorralado, y solo se puso a reír frenéticamente.

—Ríe mientras aún puedes— Dijo apretándolo con todavía más fuerza.

De pronto el guerrero enfurecido cubrió su cuerpo con sombras corruptas e incandescentes, no para herirse, pero terminó quemando un poco a Lian ya que este seguía sin soltarlo.

Sus brazos se deformaron al igual que el otro, eran mucho más largos y fuertes que lo normal, pero ni siquiera con su nueva fuerza lograba soltarse. Entonces decidió ser más drástico.

—¡Bien!— Gritó enfurecido— ¡Que así sea!

Al ver que no se podría soltar ni con su nueva fuerza, el ángel caído decidió usar su último recurso. No podía dejar que lo capturaran, y estaba dispuesto a lo que sea ahora que había sido acorralado.

—¡Entonces te vas conmigo!

Ya no tenía su espada, y al aceptar la oscuridad, en él tampoco tenía más la protección de la luz, pero entonces hizo aparecer unas sombras arremolinadas en su mano, y al ver que sí iba a poder hacer lo que pensaba, acercó su mano hasta su corazón.

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