Tres Supers en la Tierra

47

Una semana antes de que estallara el caos, Kara recibió la llamada de su madre para decirle que la gente estaba preparada. Usó el reloj de transmateria y abrió un portal lo cruzó y se encontró delante del grupo.

—Vaya.

—¿Y esa tecnología? —preguntó Astra curiosa.

—Un amigo me lo hizo.

—Oh.

—En marcha. —dijo Kara, las primeras en cruzar fueron Astra y Alura, al ver que no sucedía nada, empezaron a cruzar los demás.

Mientras cruzaban Kara miraba el lugar, lo iba a extrañar de nuevo. Miró su reloj.

—Creo que voy a tener que reformar mi reloj, para poder poner la tecnología de los vórtices y la tecnología del portal en él. No tengo tantos brazos para llevarlos todos. —se dijo en voz baja mientras que la gente pasaba por su lado.

En la Fortaleza...

El Kelex guió a la gente a la ciudad, la gente mientras cruzaba, seguía al grupo que no se había parado y mientras seguían todos a los robots miraban el lugar.

Horas después ya no quedaba nadie en Argo, Kara hizo un recorrido por el lugar, dentro de las casas, en el gremio, por las calles.

—Ahora es una ciudad abandonada. —miró de nuevo la ciudad y después cruzó el portal, se cerró detrás de ella y vio que aún había gente en la sala de control. —Seguidme, por favor. —dijo Kara mientras pasaba entre la multitud.

La gente la siguió, llegaron a la ciudad después de varios minutos andando por el lugar.

Todos estaban emocionados, no estaba nada mal el lugar, buscaron una casa y se instalaron. Astra y Alura se acercaron a Kara.

—Es preciosa. —dijo Alura.

—Yo solo puse la comida y algo de tecnología, lo demás ya estaba.

—No entiendo porque no nos contaron esto. —dijo Astra.

—Se lo preguntaré cuando encuentre el modo de devolverlos a su tamaño.

—Si, porque la ciudad...

—No mamá, no pienso agrandar Kandor, el Gran Consejo está ahí, no quiero que empiecen con una guerra mundial. —dijo en voz baja. —siendo miniatura y estando a resguardo, están a salvo, que se conformen con eso.

—De acuerdo, sé que tienes razón. —dijo Alura.

—Alura, tú has sido la líder de los kriptonianos durante años, todos te aceptan y te quieren, aquí tienes que seguir siéndolo. Ya no existe el Gran Consejo, ahora solo hay un líder que solo ayuda a los ciudadanos. —explicó Astra.

—Tienes razón e incluso aquí tengo que ser la líder.

—Sí.

—Sobrina, creo que este lugar va a ser el hogar definitivo de los kriptonianos, estamos a salvo de los humanos. —dijo Astra.

—Sí, pero no sé si querrán quedarse aquí permanentemente, la ciudad no puede crecer más.

—Argo tampoco podía. —dijo Alura.

—Ya veremos, de momento es temporal, si después dicen que quieren quedarse aquí, no me opondré. Siempre los mantendré a salvo.

—Gracias hija. —se abrazaron.

—¿Habéis elegido casa?

—Sí, vamos a vivir juntas, hemos cogido una grande por si tu padre, Jor-El y Lara vuelven.