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Un mes después, Kara y Lena habían vuelto a la ciudad, después de otra visita a la Fortaleza por los preparativos de su boda. Habían encontrado un lugar lo suficientemente grande para casarse.

Ahora iban a casa de Zatanna para recoger a sus hijos. Porque si, gracias a la petición de Kara a la presidenta y la ayuda de Diana, los formalismos para que fuera posible, estaban resueltos.

Zatanna las saludó y las dejó pasar.

—Los chicos están recogiendo sus cosas.
—Te has encariñado ¿verdad?—dijo Lena.
—Sí, son buenos chicos, los extrañaré.
—No te preocupes, ellos vendrán a verte, estoy segura. Les salvaste la vida, les diste un techo, ropa, comida y pueden ir a la escuela. Has hecho mucho por ellos, así que no se irán de tu vida así como así.—dijo Kara.
—Tiene razón, nosotras no vamos a prohibirles venir a verte.—dijo Lena.
—Gracias.

Poco después aparecieron los tres con sus maletas y una caja cada uno, además de las mochilas.

—¿Lo tenéis todo?—dijo Zatanna.
—Sí.—dijeron los tres.

Kara cogió sus cajas y fue al coche para dejarlas en el maletero. Después fue a por las maletas.

Los chicos se acercaron uno a uno a Zatanna y la abrazó.

—Gracias por acogernos.—dijo Billy.
—De nada.
—Gracias por fijarte en nosotros.—dijo Jaime.
—Te extrañaremos mucho.—dijo Courtney.
—Antes lo decíamos, podréis venir a ver a Zatanna siempre que queráis, no es un adiós para siempre.—dijo Lena.
—Gracias.—dijo Zatanna.

Los chicos estaban contentos, les dejaban visitarla. La volvieron a abrazar y después se marcharon los cinco.

Una media hora después, llegaron a su nuevo hogar.

—Es enorme.—dijo Jaime.
—Es sostenible.—dijo Kara.
—¿De verdad?—preguntó Billy.
—Sí.

Salieron del coche y cogieron sus cosas.

—¿Que es eso de allí?—preguntó Courtney.
—Es el establo, allí vive Comet, el compañero de mi prima.—dijo Kara.
—¿Podemos verlo?
—Por supuesto, pero antes os enseñaremos la casa y vuestras habitaciones.—dijo Lena.
—De acuerdo.

Entraron en la casa y se oyó una voz, los tres miraron por su alrededor y no encontraron a nadie.

—Oh si, es el IA de la casa. Sabe que viviréis aquí, que sois nuestros hijos, así que nos os preocupéis.—dijo Kara.
—Esta casa es más grande que la Zatanna.—dijo Jaime.
—Si, es impresionante.

Los llevaron al primer piso y vieron la gran terraza o jardín que había ahí.

—¿Porque tan grande?—preguntó Billy.
—Cuando llueve, el césped coge el agua y va a parar a un enorme barril de agua que hay en el sótano y de ahí obtenemos el agua para todo.—explicó Kara.
—Ah. Entonces no podremos jugar fuera.
—Si que podéis, pero no en la terraza. Tenemos un terreno muy grande, podréis jugar sin problemas.—dijo Lena.
—De acuerdo.—dijo Billy sonriendo.

Les enseñaron las habitaciones, los chicos se impresionaron al ver la habitación. Era grande, dos escritorios, estanterías, literas, un televisor con consola, lo normal de un adolescente. Los chicos entraron y dejaron las cajas en las mesas.

 Los chicos entraron y dejaron las cajas en las mesas

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Tres Supers en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora