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Braniac se desenganchó de los tubos y se levantó, se acercó lentamente a Kara, ella ni se inmuto, si su intención era provocarle miedo, no le estaba funcionando.

—Como es que una humana ha podido subir a bordo.

—No soy humana. Soy kriptoniana.

—Rao. —negó con la cabeza. —sigue incordiando.

—En realidad soy la protectora de esta galaxia y no voy a permitir que hagas lo que quieras como has hecho en el pasado en un sin fin de lugares. —señaló el lugar.

— ¿Crees poder conmigo? Ni Rao pudo matarme.

—La diferencia es que yo si puedo. —sus ojos se volvieron blancos y por primera vez se pudo ver un gesto en la cara de ese ser.
— ¿Qué eres?

Kara no dijo nada, usó la súper velocidad y le dio un puñetazo, Braniac chocó contra la pared y escupió sangre.

—Eres fuerte. Esto va a ser divertido. —sonrió un poco y la atacó, pero Kara era mucho más rápida, le golpeaba cada vez que veía un franco sin protección, se oían los huesos de Braniac romperse. —Lo confieso, eres mucho más fuerte que Rao. —escupió más sangre. —Antes de que continuemos... cof cof... —tosió más sangre. Kara usó los Rayos x y vio que el interior de Braniac estaba destrozado, todos sus huesos del tórax estaban rotos y tenía varias hemorragias internas. —quiero que veas algo. —se acercó como pudo a una mesa, Kara lo siguió con la mirada, no sabía que es lo que iba hacer, pero estaba alerta. —Antes de que Kriptón explotara, conseguí esto. Se podría decir que por primera vez en mi existencia he sido el héroe.

Le enseñó una ciudad dentro del recipiente, lo giró y Kara pudo leer el nombre del pedestal.

—No puede ser. —es todo lo que dijo, estaba impactada.

— ¿Aún quieres seguir peleando?

—Sí, ahora más que nunca, me llevaré cada una de estas ciudades incluyendo Kandor. —estaba furiosa.

—No sé como lo harás, son muchas.

—Es cosa mía. Basta de cháchara. —volvió a atacarlo, Braniac no podía cubrirse, lo cogió por el cuello y dio la vuelta, después lo lanzó al otro lado de la sala. Desenvainó la espada y esperó que se levantara, después usó de nuevo la súper velocidad, iba mucho más rápida que antes y le clavó la espada en el estómago.

Cayó al suelo y le extrajo la espada después la limpió y la envainó de nuevo en su espalda.

Se acercó al sillón y usó sus rayos caloríficos, pero no eran rojos ni azules como sus primos y como tenía ella antes, ahora eran blancos y eran más potentes.

Fue de un recipiente a otro, los agarraba antes de que cayeran al suelo y los dejaba con cuidado.

Pensó en cómo iba a llevárselos, eran muchísimos. En ese momento apareció un agujero a su lado, se extrañó, metió la mano pero no pasaba nada.

—Mmm, ¿Qué es esto? —en ese momento apareció delante de ella, Dr. Destino.

 Destino

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Tres Supers en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora