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Fue al comedor y vio a sus primos comer, se acercó a ellos y se sentó al lado de Nyssa.

— ¿Qué pasa? —preguntó Kal-El.

—He pensado que podríamos vivir juntos una temporada en el mundo humano, para habituarnos a la vida de ellos.

—Mmm, me parece bien. —dijo Nyssa.

—Sí, es una buena idea. —dijo Kal-El.

—Pero necesitamos nombres falsos para pasar desapercibidos. —dijo Kara.

— ¿Tu te lo cambiarás? —preguntó Nyssa.

—No creo, no es tan raro como Kal-El o Nyssa.

—Entonces necesitamos apellidos terrestres también. —dijo Kal-El.

—Podríamos pasar por hermanos, nos queremos como si lo fuéramos. —dijo Nyssa.

—Es cierto. —dijo Kara sonriendo.

— ¿Has pensado en algún nombre? —preguntó Kal-El.

—No, todavía no. —dijo Nyssa.

—Pensad en vuestros nombres y cuando los tengáis me lo decís, le pediré a Kelex que nos haga documentación de este mundo con esos nombres, así que se van a quedar permanentemente. —explicó Kara.

—De acuerdo. —dijeron los dos.

Estuvieron varios días mirando nombres por el ordenador, hasta que encontraron dos que les gustaba. Se lo dijeron a Kara y ella durante esos días estuvo buscando apellido así que se decidió por uno al comprobar que sus nombres sonaban bien con él.

—Kelex haz la documentación necesaria para vivir en el mundo del hombre, la fecha de nacimiento el de Nyssa déjalo como está, el de Kal-El y el mío tendrás que cambiarlo y que muestre que tenemos los años que aparentamos. —explicó Kara.

De acuerdo. ¿Qué nombres han elegido?

Nyssa es Samantha McGrath, Kal-El es Clark McGrath y yo soy Kara McGrath.

Hecho.

Un mes después estaban todos listos para partir, se desperdigaron por la Fortaleza para despedirse de ella, había hecho su labor de mantenerlos a salvo, ahora solo era un escondite para recurrir a información kriptoniana cuando la necesitaran.

Horas después se reunieron en la puerta, echaron una vez más un vistazo y salieron de allí.

—Lo extrañaré. —dijo Nyssa.

—Lo sé, yo también. Hemos vivido muchas cosas en ella. —dijo Kal-El.

—Pero volveremos, siempre que queramos ver a nuestros padres o que nos sintamos nostálgicos, podremos venir, al fin de cuentas es nuestro hogar. —explicó Kara.

—Tienes razón. —dijo Kal-El.

—Mirad vuestros relojes, activad los trajes. —pidió Kara.

Apretaron el botón con el escudo y sus trajes aparecieron.

Apretaron el botón con el escudo y sus trajes aparecieron

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Tres Supers en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora