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Sam y Alex se veían más ahora así que las cosas empezaban a ser algo más que simples aliadas, amigas. Sam no sabía que le pasaba así que fue a hablar con la única persona que tenía suficiente confianza para hablar de estas cosas. Fue a ver a su prima al trabajo, necesitaba entender esos sentimientos que estaban aflorando en su interior y sabía que hasta que no supiera lo que le pasaba no podría centrarse en su trabajo.

Llegó al laboratorio y fue hablar con Kara.

Vio por el ventanal que Alex estaba allí, se olvidó que también trabajaba en la empresa de Lex, pero no sabía que trabajara con Kara. Entró llamando a la puerta, las dos la miraron.

—Sam, ¿Qué te trae por aquí? —preguntó Kara.

—Necesito hablar contigo.

—De acuerdo. —Sam no dijo nada.

—A solas.

—Bien, Alex sigue con esto.

—Muy bien.

Kara salió del laboratorio y fueron a la cafetería.

—Dime qué es eso tan importante que necesitas hablar conmigo y a solas.

—¿Cómo se siente estar enamorada? —esa pregunta pilló a Kara desprevenida.

—No sé cómo explicarlo. Tu corazón late deprisa cuando estás con esa persona, piensas todo el tiempo en ella, deseas conocerla más y más y poco a poco tu corazón te pide que hagas algo especial, una cita romántica. Disfrutas estando con ella, no importa donde estéis, es la mejor compañía que podías deseas. Luego tus instintos te piden besarla y entonces sientes una explosión en tus entrañas y tu corazón empieza a bailar.

—Entiendo.

—¿Es sobre Alex?

—Sí, pasamos tiempo juntas y me gusta estar con ella.

—Es un buen comienzo. —sonrió.

—Gracias prima, me has ayudado mucho.

—De nada, pero si tienes más preguntas, es mejor que se lo preguntes a tu madre. Ella entiende muy bien estas cosas y sería bueno que te relacionaras más con ella.

—Tienes razón. —se abrazaron y Sam se marchó.

En una parte de Estados Unidos, una granja concretamente, había un animal pastando, su hocico se encontró con una piedra y sintió como la electricidad recorría su cuerpo.

En la misma granja lejos de ese animal, había dos más que jugaban a perseguirse, se acercaron al más grande y se quedaron quietos al olisquear la roca, el más pequeño la tocó intentando hacerla rodar y se apartó rápidamente con el pelo erizado por la corriente que sintió. El otro se acercó y lo olisqueo de nuevo e intentó lamerlo y reaccionó de la misma manera.

Unos días más tarde, los tres animales decidieron salir de la granja, algo les decía que no podían quedarse que ya no eran como antes, que eran especiales y tenían que a por dueños que fueran igual de especiales que ellos.

Los dos pequeños se subieron en el lomo del grande y esté salió corriendo usando la súper velocidad. En unas horas llegaron a Nacional city. Los pequeños olisquearon el aire, el grande caminaba, la gente los miraba sorprendidos, no se esperaban ver a esas tres razas juntas.

Uno de los pequeños oyó algo y flotó, fue hasta un árbol alto, vio allí a un gato, lo cogió por el lomo y lo bajó y se lo dio a la niña que estaba allí. La gente que lo vio lo grabó y lo colgó en internet.

El animal volvió con los otros dos y siguieron con su camino.

Clark que estaba en su mesa vio que la gente miraba el televisor y cuchicheaban, él también miró y fue cuando los vio.

Tres Supers en la TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora