52. Un corazón inocente.

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- Capítulo cincuenta y dos: Un corazón inocente -

Minutos después

Anna Roller

La jóven castaña estaba mirándose en el espejo, colocándose unos aretes de perla. En eso escuchó la puerta de la habitación abrirse, dejando así ver a un jóven pelinegro con la misma ropa puesta de anoche, su cabello estaba aún mojado y en sus manos sostenía la toalla con la que se estaba secando y no tardó mucho en dejarla a un lado, para terminar sólo le faltaba abotonarse la camisa que tenía al descubierto aún.

- ¿Cómo me veo?

Preguntó ella al voltear y sonreírle.

- Hermosa, como siempre.

Respondió sonriente el muchacho al verla de pies a cabeza.

- Gracias. Ven, dejame hacerlo.

Ella se acercó a él para ayudarlo con la camisa. Este aprovechó esa oportunidad para acercar su rostro al de ella y manteniendo esa sonrisa y esos ojos enamorados que no dejaban de verla, susurró.

- Sé que esto no es algo que va conmigo pero... quiero estar a tu lado mañana, tarde y noche, no importa que pase, cualquier cosa que se interponga, nada logrará impedir mi camino sólo para ver esa hermosa sonrisa y esos ojos que cada vez que los veo no me puedo evitar enamorar más.

Acariciando suavemente la mejilla de la jóven, se dió cuenta de que ella ya había terminado de abrochar todos los botones, pero se quedó para escucharlo.

- Leonardo Jones... - sonríe tiernamente con ese brillo único en sus ojos. - Te amo. - colocando una mano en el pecho del joven - Eres lo mejor que me ha pasado. Estaba tan escondida, atormentada y cayendo en un abismo lleno de mentiras y engaños, pero tú... Mi querido ojitos lindos, no sabes cuanto te agradezco por aparecer en mi vida. Fuiste ese angel que me guió a la tranquilidad y la felicidad que deseaba tener después de mucho tiempo.

Después de esas palabras la castaña acercó su rostro al suyo, y justo cuando estaba por besarlo susurró algo que le causó gracia a su pareja.

- Un angelito algo frío y renegón, pero nada que yo pudiera controlar.

Le dió un beso.

- Aún así... Me encantas.

En el preciso momento cuando él iba a besarla dió media vuelta para acomodarse el cabello, dejando al muchacho con un poco de asombro y ganas.

- Lo siento, Jones, pero tengo que apresurarme, tan solo tengo pocos minutos para ir a preparar el desayuno e irnos a la Universidad.

Recogiendo su cabello.

Estaba por sujetarlo con un colet, pero sintió unos brazos rodeando su cintura y lograron estremecerla por los nervios. Este tipo de cercanía le erizaba la piel y un leve sonrojo aparecía en sus mejillas.

- L..Leo, tenemos que apresurarnos, ¿o sino qué vamos a desayunar?

El chico seguía abrazando a la castaña por detrás, no tenía intención de soltarla, quería que se quedara con él para calmar otra vez esa pequeña lujuria, la cual si no calmaba en estos momentos volvería a convertirse en un salvaje sin control.

- ¿Sabes...? Yo estaba pensando en comer otra cosa.

Susurró sonriendo coquetamente.

- ¿Ah, sí? ¿Qué cosa?

Sonrió también.

Fue entonces que los colmillos de él se clavaron en su hombro para así empezar a besar esa parte lentamente. Se podía escuchar sus suspiros en cada rincón de la habitación, con cada mordida que le daba le excitaba.

LOVE OR DIE - La decisión es tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora