39. A escondidas.

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- Capítulo Treinta y Nueve: A escondidas -

Anna Roller

- No quiero, no quiero que te detengas.

Se levantó un poco quedando cara a cara con él, acariciando su mejilla con ternura. Y sin desviar la mirada comentó lo siguiente.

- Leo, esto lo que está pasando es simplemente maravilloso. No quiero que desaparezca.

Se acercó un poco más para darle un beso.

- Y sabes, en estos momentos tan solo quiero una cosa....

Inesperadamente empezó a acariciar el abdomen del muchacho, bajó la mirada unos segundos para seguir con los movimientos y cuando volvió a elevar sonrió al ver como él se ponía nervioso y soltando algunos suspiros.

- Quiero ser tuya, Leonardo Jones....~

La joven mostró esa sonrisa gentil que siempre era para él, diciendole que no se preocupara... que esta tarde tan solo le gustaría pasar con él, con la persona que ama.

- [....]

Le agarró del brazo para luego volver a echarse en la mesa pero ahora con él encima suyo.

*

- Minutos después -

Los minutos habían pasado...ahora ambos jóvenes se encontraban vistiéndose después de pasar un momento inolvidable, algo que jamás dejará de repetirse en su cabeza.

La muchacha se encontraba sentada en la mesa, colocándose de nuevo su blusa y mirando de reojo a su amado que estaba colocándose su camisa.

- ¿Qué hora es, cariño?

- Hum? - Volteó a mirarla.

- ¡Eh!, ¡D.. Disculpa! No debí decirte así. - Baja la mirada.

Él sonrió cuando la vió apenada, dió unos cuantos pasos y la besó dulcemente en los labios sin cerrar los ojos al hacerlo. Quería verla, recordarla en ese momento, feliz y suya.

- Quiero escucharte decirme así otra vez ... - susurró separándose del beso para luego acariciar su mejilla y sonreír.

- Cariño...

- Me gusta.

- ¿Leo, crees que alguien nos esté buscando?

- En realidad... - la pregunta de la jóven lo dejó algo pensativo - lo dudo, es hora de salida, en estos momentos todos deben estar regresando a sus casas.

- Ya debemos ir a nuestras casas, mi hermano debe estar preocupado.

De repente él observó como la castaña se levantaba para colocarse la falda, al verla de ese modo, solo le recordaba el momento en el que le quitó esa prenda junto con otras más.

Largo rato después de vestirse por completo, decidieron volver a su aula, en lo que caminaban juntos por los pasadizos se encontraron con dos de sus amigos.

- Hasta que por fin te encuentro, amigo. - comentó el castaño sosteniendo los papeles en su mano. - ¿Dónde estabas?

- Cof....cof....es obvio donde estaba - desvió la mirada silbando - por cierto, hola Anna.

- H.. Hola Violet.

- ¿Eh? No entendí. - dijo mirando a todos confundido e inocente.

- No es nada, tú todavía estás chiquito para esas cosas. - comentó la pelinegra dándole unas palmaditas en la cabeza.

LOVE OR DIE - La decisión es tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora