54. Déjame Protegerte

110 3 1
                                    

- Capítulo cincuenta y cuatro: Déjame Protegerte -

Sofia Lennox

-Mejor hasta aquí.

Nos acercamos hacia una mesa.

-¿Quieres sólo sentarte? Bueno, es conveniente para mí, así te tendré más cerca.

Ambos nos sentamos, y mientras más intentaba acercarse a mí, yo me alejaba poniendo cualquier excusa para que sus asquerosas manos no me tocaran, pero este hombre era demasiado necio.

-¿Nerviosa por estar conmigo?

-No.

-¿Por qué estás tan fría de repente?

-¿Por qué haces tantas preguntas?

-Me dijiste que este lugar te relajaba, y no pareces estarlo.

-¿Por qué será?

-Mejor hagamos otra cosa...

Ahora no tenía escapatoria, mi espalda chocó contra la pared y sus dos brazos me acorralaron. Su rostro estaba cerca del mío, yo intentaba cerrar mis labios con fuerza con tal de no besarlo.

-Aquí no, aléjate...

-¿Acaso hay alguien que me lo pueda impedir?

-Tengo una idea.

-¿Cuál?

Observándome curioso, con una maldita sonrisa pervertida.

-¿Por qué no me traes algo para beber? Así esta noche se hace más interesante, ¿qué dices?

Sonreí con tal de convencerlo.

-Ah... Está bien.

Se levantó de la mesa para luego desaparecer entre las personas, estaba completamente en un lío, no debí decirle para venir aquí.... Soy una tonta.

-¿Y si le digo a Anna?

Estaba por escribirle, pero me detuve.

-No, no debería preocuparla con esto, además, si lo hago tal vez se enteren los demás.

Me levanté de la mesa rápidamente, estaba por irme de la discoteca, todo con la intención de que no me vean.

-Carajo, ¿pero, qué haré con ese imbécil?

Me pregunté mirando a los lejos el bar, donde Zack se encontraba esperando nuestras bebidas.

-Maldita seas madre, justo esta noche tenías que joderme.

Suspiré para después ver que Zack se acercó a mí con las dos bebidas en mano. Sonreí falsamente para luego recibirla y tomar un poco.

-¿Por qué no estás en la mesa?

-Me sentía sola.

-Uy, uy, uy... Entonces me necesitas.

Agarrándome de la cintura.

LOVE OR DIE - La decisión es tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora