7. Tu sonrisa

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- Capitulo Siete: Tu sonrisa. -

Pov: Alice Miller

— Bueno, ¿entonces ya te lo memorizaste?

Me preguntó.

— Seee… —respondí con pesadez, echando mi cabeza en la mesa.

— Adivino, no entendiste.

— Es muy difícil.

— Pero si sólo son números, no es tan complicado.

— Eso lo dices porque eres bueno en esto.

— Aún no entiendo como fue que aprobaste el exámen anterior.

- Es que si no lo hacía me quitarían el celular.

- Excelente idea.

Edward sin previo aviso agarró mi celular que estaba al lado mío, colocándolo en el bolsillo de su chaqueta. Estábamos en su casa, estudiando para el exámen de mañana, eran las ocho de la noche y estábamos en el último y difícil tema. Aunque el profesor lo haya explicado hoy mismo, memorizar todas esas formulas era complicado.

— Chicos, aquí les traigo limonada helada para enfriar esas cabecitas. —Levanté mi cabeza cuando escuché eso.

La señora Martha, madre de Edward, se acercó a nosotros con una jarra de limonada, con cubitos de hielo por dentro. Se retiró unos segundos para luego volver con dos vasos.

— Deben estar agotados, tomen. — sirvió la limonada en los dos vasos para luego darnos. — descansen un rato.

— ¿Escuchaste?, hasta tu mamá lo dice.

— Yo lo haría, pero tú te demoras un siglo en memorizar y eso me preocupa.

— ¡¿Ah?!, ¿me estás diciendo burra?

— Puede ser.

Lo miré seriamente cuando escuché eso, pero después de unos segundos él soltó una risita que hizo desaparecer toda mi molestia.

— Ja, ja, era broma. — me sonrió, lo que causó un leve sonrojo en mis mejillas, poniéndome nerviosa al instante.

— Bueno, yo me retiro unos segundos.

— ¿A dónde vas, mamá?

— Iré a visitar a mi amiga, por mientras pueden mirar una pelicula o algo, pero relájense, mucho estudio hace daño, nos vemos después.

Sin decir más, la señora Martha se retiró de la casa, dejándonos a ambos completamente solos.

Espera… ¿estamos solos?…¡¿los dos?!

— Bueno, a seguir estudiando.

— ¿No vamos a descansar, ni siquiera un poquito?

— Ni un poquito.

— Agh…— echando nuevamente mi cabeza a la mesa.

— Como te dije hace unos minutos, esta fórmula…

A pesar de que me explicaba no podía concentrarme por completo, mis ojos no dejaban de mirarlo atentamente. De vez en cuando me miraba y yo desviaba la mirada rápidamente por los nervios que sentía. ¿Qué me estaba pasando?

*

*

*

— ¿Todo está bien?

Pregunté, mirando atentamente a Edward, quien estaba revisando mi ejercicio, sostenía la hoja con una sola mano y con la otra agarraba un lapicero, con el cual señalaba todo el desarrollo.

LOVE OR DIE - La decisión es tuya ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora