DIECIOCHO

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Una sensación amarga se instaló en el pecho de Changbin.

¿Por qué Seungmin sonreía tanto junto a Chan? Lo conocía de un par de semanas, pero a él siempre lo había llamado hyung, siempre lo había tratado bonito, la noche de la pizza, cuando se conocieron, Seungmin no se había alejado del australiano ni un segundo mientras lo miraba con ojos coquetos.

Él también quería ser tratado bien por el chico de la puerta de en frente, quería que riera con él, que siguiera también sus bromas, que lo llamase hyung.

Solo le había escuchado tratarlo así dos veces en ese medio año, una vez en el jardín de Hyunjin y otra hacía un par de semanas, después de salvarlo de acabar ahogado por su padre, un "Gracias hyung" que le supo a gloria, como si esa palabra junto a la dulce sonrisa de Seungmin fuera todo lo que hubiera necesitado.

Después de ese día, Seungmin no volvió a dirigirle la palabra, le saludaba con la cabeza, y un "buenos días hyung" que parecía planeado, automatizado y frío, y nada más. Extrañaba la cercanía del chico, incluso prefería que volviera a insultarlo y pelear con él antes que ese montón de nada.

Sin saber que Seungmin estaba tratando de mejorar, quería aprender a tratar bien a las personas antes de volver a tener una conversación con Changbin, en su cabeza, era su mejor manera de agradecer al chico, que no merecía ser tratado mal después de haberlo salvado, y para no volver a ese extraño estira y afloja que ni siquiera él entendía, llamó a Chris, el que había estudiado psicología, y lo que mas gracia le hacía, había sido el primer crush de Jeongin.

Chan y él habían encajado bastante bien desde el principio, tenía ese aura cómoda que lo hacía sentirse seguro y a gusto. Los primeros días solo le pedía consejo, pero aquello se convirtió en horas y horas de hablar sobre música, libros, fotografía, psicología, Los Ángeles y Australia, que parecían no tener fin.

El tiempo con Chan no pasaba al mismo ritmo que con cualquier otro, pasaba a toda velocidad, los minutos se convertían en horas, y las horas se sentían como minutos. El australiano le hacía sentir esas mariposas olvidadas que tanto miedo le daba volver a sentir con un hombre, y sin embargo, con él estaba feliz de saber que las mariposas no habían muerto junto a su última relación.

– Por mucho que lo mires no va a mirar hacia aquí por arte de magia vecino – Dijo Minho interrumpiendo los caóticos pensamientos de Changbin cuando notó que miraba a Chan y a su hermano en la entrada de la universidad, como si quisiera comunicar lo que pensaba por telepatía.

– ¿Que demonios hace Chan aquí de todas formas? Ya se graduó de la universidad, y esto es artes, no ciencias de la salud – Minho pensó que su vecino bajito olía a vinagre* y que el olor se podría notar desde Europa.

– Viene a por Minnie, le prometió que lo llevaría al cine después de su examen para opositar a la plaza de psicólogo residente – El hermano de Seungmin quería ver el mundo arder, y sabía que la mecha de Changbin era corta, y que pronto explotaría.

– Qué creído se lo tiene el australiano... – Vio como Seungmin acompañaba a Chan hasta su coche, y como él le abrió la puerta del copiloto – Él puede abrir solito la puerta... – Minho hubiera reído con ganas, si su vecino no hubiera tirado con fuerza de su muñeca hasta su moto.

Minho se sentía como un paquete, simplemente fue arrastrado por su vecino hasta el cine, ahora era cómplice de espiar a su hermano pequeño en su cita, aún que si lo pensaba bien, así podía detener a Changbin si trataba de interrumpir o arruinar la salida. Le parecía bien que estuviera celoso, pero Seung merecía pasárselo bien con un chico bueno, atento y atractivo durante una tarde completa sin que nadie interrumpiera y mucho menos un chico de carácter reactivo que no parecía darse cuenta de lo que sentía.

The boy next door - SeungBin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora