CUARENTA

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— Mamá, me vuelvo a Seúl con Sung, ya me quedo en el apartamento... — Minho bajó las escaleras con todas las maletas hechas a despedirse de su madre y su hermano.

Amanda abrazó a su hijo por los hombros poniéndose de puntillas, acariciando su espalda, iba a echar de menos a su niño, pero entendía que ya era un adulto y que quería pasar tiempo de calidad con el que parecía su pareja más estable hasta el momento.

— No lo pases demasiado bien... — Dijo ella haciendo énfasis en la palabra para burlarse de su hijo.

— ¡Mamá! — Gritó Minho escondiendose en el hombro de su madre, avergonzado.

— Saluda a Jisung de mi parte bebé. — Dijo la mujer cuando dejó de reírse del chico, tomando sus mejillas para apretarlas con cariño.

— Mamá ya... Tengo veinticuatro años.

— Aunque tengas cincuenta, sigues siendo mi bebé, vive con ello, ahora vete ¡Seguro que Sung te espera en Seúl! No hagas esperar a mi yerno. — Dijo ella empujando un poco con cariño el hombro de su hijo, con una gran sonrisa que dejó más tranquilo a Minho con la idea de marcharse.

— Te quiero mamá.

— Y yo a ti mi pequeño. — Minho se tragó una lágrima hasta que estuvo cómodamente sentado en su coche, y se la secó rápidamente justo antes de arrancar.

El camino de vuelta a Seúl fue mortalmente aburrido, en momentos como ese extrañaba la presencia de su hermano menor en el asiento del copiloto, peleando por la canción que se ponía.

Seungmin también era buena compañía cuando necesitaba despejar su cabeza, y sin él a su lado, Minho llegó a la casa de los padres de Jisung, habiendo estado marinando en su propio estrés las últimas tres horas de viaje en coche.

— ¡Yo abro! — Escuchó gritar a Jisung al otro lado de la puerta, una extraña mezcla de felicidad y ansiedad se mezclaba en su estómago, esperando a ver a su novio. — ¡Minho! — En respuesta, Jisung solo recibió un apretado abrazo, que le pilló por sorpresa. — Yo también te he echado de menos.

— ¿Sin apodo cursi? — Susurró Minho con los ojos cerrados sobre el hombro del chico.

— Están mis padres ¿Quieres que tus suegros me oigan llamarte Gatito? — Susurró Jisung de vuelta

— Gatito no

— Amor la vecina de enfrente comienza a mirarnos raro — Solo escuchó un quejido de su novio quién apretó los brazos alrededor de su cuerpo.

— Qué mire lo que quiera la vieja cotilla, no hay nada que ver, es solo un chico recargando energía con su novio después de un viaje de varias horas... Me duele el culo Hannie — Jisung río ante el tono infantil de Minho, quién levantó la mirada, puso una sonrisa pícara, y al segundo apretó las mejillas de su novio, dándole un pequeño beso.

— ¿Has terminado? — Preguntó aún con la cara aplastada entre las manos de Minho — Aún tengo que presentarte a mis padres.

— Me da miedo mi vida ¿Tiene que ser ahora?

— Son más metiches que mi vecina, no me dejarán llevarte a mi habitación sin presentarte...

— Que remedio, tendrá que ser ahora, solo espero que no hayas salido a tus padres en lo chismoso. — Jisung negó entre risas suaves, dejando un suave beso en la mejilla de su novio, quien se sobó la cara, tomando su mochila con la mano libre, siguiendo al chico como un gato en busca de caricias bajo el mentón.

 — Jisung negó entre risas suaves, dejando un suave beso en la mejilla de su novio, quien se sobó la cara, tomando su mochila con la mano libre, siguiendo al chico como un gato en busca de caricias bajo el mentón

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The boy next door - SeungBin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora